La Vuelta a España 2012, una obsesión vertical

Siete finales en alto y otros tres en cuesta definen el espíritu de los 3.300 km (todavía aproximados) de la Vuelta 2012, presentada este miércoles en Pamplona. Una Vuelta por el Norte marcada por diez jornadas sobre 21, todo un récord del ciclismo mundial.

La idea está clara. Diez etapas con la meta cuesta arriba. Diez finales susceptibles de que pueda suceder algo. Diez guiños a la televisiva búsqueda de la emoción más postrera. Diez invitaciones a animar las cunetas. Diez obstáculos imprevisibles, capaces de revolucionar al personal, de frenarlo hasta el momento decisivo o de bloquearlo hasta vaya a saber cuándo.

Ahí, el organizador propone y es el ciclista el que dispone. Ya se sabe, los recorridos los hacen duros los corredores y sin su combatividad, sin su pugna, el más esperado paso por el Tourmalet puede acabar en pelotón sonrojante. Recuérdese el Tour 2009. Que no se olvide el presente. Los ataques lejanos de Andy Schleck en el Izoard y Contador en el Galibier del pasado Tour no han sido la tónica general. Y la Vuelta comenzará pronto a presentar resistencia. Arrate y Valdezcaray esperan en la tercera y en la cuarta etapa.

Pero los porcentajes de alguna de las metas garantizan la espectacularidad del ciclista retorciéndose en pleno esfuerzo. Habrá que comprobar su trascendencia para la general y su influencia en el lógico interés de Unipublic en mantener la carrera abierta el máximo tiempo posible. Ahí esperan el 28% del Ézaro, el 25% del Cuitu Negro, el 20% de Ancares por la braña de Pan do Zarco, el 18% del Canolich o la Bola del Mundo… repasando, el 15% de La Huesera o el 13% de un señor puerto como Arrate resultan insignificantes… Pobres dos templos del ciclismo.

Pocas ediciones de la Vuelta han tenido tantos kilómetros con pendientes por encima del 10%. Y en este contexto, los contrarrelojistas apenas tienen margen. Los sprinters, cuya nómina ha sido uno de los puntos fuertes de las últimas ediciones, apenas reúnen siete ocasiones claras si las escapadas respetan.

Los que vengan a preparar el Mundial, que los hay, o se lo piensan dos veces o se lo toman con calma en un año que antes ha tenido Juegos Olímpicos. Aunque antes se ha colgado esta etiqueta tras una presentación, la de 2012 es la más dura de la historia. Y por dura y por parcial, descompensada con respecto a los cánones más clásicos que abogan por cierto equilibrio entre todos los perfiles.

A la apuesta se intuye que le van a sobrar traslados. Muchos pequeñitos, como pellizcos incómodos. Y uno enorme de 1.200 kilómetros. Una larga neutralización desde Cataluña a Galicia marca la primera jornada de descanso. Antes, los ciclistas ya habrán afrontado tres finales en alto (Arrate, 3.ª; Valdezcaray, 4.ª y Nuestra Señora de Canolich, 8.ª) y otro en repecho (Fuerte del Rapitán, 6ª).

Después, les espera la crono, 40 km nada llanos entre Cambados y Pontevedra (11.ª) que no favorece tanto a los grandes especialistas, el Mirador de Ézaro (12.ª) y el tríptico Ancares, Lagos y Cuito Negro (14.ª, 15.ª y 16.ª). En la jornada de esta terrible prolongación a la estación invernal de Brañillín que aún está por asfaltar llega la mejor etapa. Al nuevo coco de la Vuelta le escoltarán San Lorenzo y Cobertoria, con los que los diseños están comenzando a hacer justicia. Esta 16.ª etapa es la única con un encadenado real de puertos de entidad.

Tras la segunda jornada de descanso, el pelotón se internará en los Picos de Europa para llegar a Fuente Dé (17.ª) y, camino de Madrid, hará escala en La Bola del Mundo (20.ª), que con sus 2.200 metros será el techo de la carrera tras otra jornada con varios puertos… pero que es la penúltima de la carrera.

En líneas generales, toda la Vuelta es un guiño a Contador que, curiosamente, le iría como un guante a un Andy Schleck comprometido. “Le va a Purito Rodríguez –añade Samuel Sánchez-, que se puede poner las botas a ganar etapas o incluso la general. Le va a la perfección”.

Un gran número de iconos en la Vuelta

Lo mismo que el recorrido propuesto para 2012 no deja indiferente, tampoco está falto de iconos. Y si en algo resulta atractivo es en entornos. La Costa da Morte, los Pirineos los Ancares, los Picos de Europa,… Atractivos marcos. La crono por equipos del primer día por el recorrido de los Sanfermines, con final en la plaza de toros, será otro momento a seguir, como también el retorno a Barcelona 13 años después o el de Arrate tras las visitas de 1972 y 1974.

La sensación, sobre el papel, es la de un exceso de entusiasmo o la falta de mesura. La tendencia de los últimos años por incluir nuevos finales y explotar las trampas florecerá como nunca en estas tres semanas. Así son las apuestas. O atracón o acierto. Y esto, al final, los corredores mandan. "Ya sabemos quién no será el campeón del mundo", bromeaba un comentario en el foro de Velonews.

"Es una Vuelta nerviosa. Los primeros días hay que estar muy atento. En la primera semana se puede sacar tiempo y en la segunda habrá que luchar para no perderlo", interpreta Purito Rodríguez. "Te exigen estar delante y atento. Y con tan poca crono habrá que luchar por cada segundo", valora un biganador de la carrera como el ruso Denis Menchov. "Yo le pediría a la organización que nos dejen salir con doce corredores", bromea el último ganador, Juanjo Cobo, antes de concluir: "En la línea de los últimos años, es una Vuelta más exigente aún".

Y para 2013, el año del viaje hacia las Canarias, ya se comenta de una posible gran salida desde Santiago de Compostela. Pero este extremo aún está por confirmar.