El pequeño comercio lucha por sobrevivir a las puertas de la Navidad y en plena crisis

  • Las ventas en el comercio minorista cayeron un 5,4% durante los primeros diez meses de este año respecto a 2010; en octubre hubo un desplome del 6,9%.
  • Las tiendas sufren retrasos en los pagos y la incertidumbre del consumo.
  • El cierre o la reconversión son algunas salidas, aunque hay quien arriesga.
  • Todos los comercios de Madrid podrán abrir sin límite de horario.
Escaparate de un comercio en el centro de Madrid.
Escaparate de un comercio en el centro de Madrid.
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Escaparate de un comercio en el centro de Madrid.

El pequeño comercio se resiente como nadie con la crisis. No solo porque en los primeros diez meses del año ha registrado en España una caída del 5,4% en sus ventas - 6,9% en octubre- con respecto a 2010, según el Instituto Nacional de Estadística, sino también porque los retrasos en pagos aumentan y la incertidumbre general en Europa no permite tener buenas expectativas.

Hay paro, deuda privada y, aunque los precios básicos suben, los minoristas se ven obligados a vender más barato y a aplicar descuentos porque el consumo sigue siendo débil debido, fundamentalmente, a la desconfianza y la prudencia con la que compramos, según un estudio de diciembre de la aseguradora Crédito y Caución. La Navidad podría ser la salvación para muchos negocios pequeños, aunque no hay nada seguro.

Por otro lado, medidas como el anteproyecto de ley de liberalización de horarios de la Comunidad de Madrid, que podría comenzar a aplicarse el próximo verano y permitirá sin restricciones la apertura de comercios las 24 horas del día, los domingos y los festivos, no ha gustado mucho al pequeño comercio, porque cree que beneficia a las grandes superficies en perjuicio de las tiendas de barrio, por ejemplo.

Dada la situación y en vista de que una mejora a corto plazo no es viable, muchos optan por cerrar sus negocios, otros por reconvertirlos y aún hay quien, a pesar de la tempestad, decide que es un buen momento para emprender. 20minutos.es ha hablado con varios comerciantes que, en sus distintas, situaciones, afrontan como pueden esta difícil etapa:

<p>Francisco Andrés Fernández Moreno, comerciante.</p>Vecinos de barrio
"Abrí a la tienda el mismo día del  entierro de Enrique Tierno Galván, el 21 de enero de 1986". Francisco Andrés Fernández Moreno, Paco para sus clientes, lleva más de 25 años al frente de una tienda de alimentación en el barrio madrileño de Ciudad de Los Ángeles. "Los primeros años fueron duros", asegura, "como pasa siempre cuando montas un negocio".

Desde entonces, Paco ha logrado sacar adelante "con mucho esfuerzo" su pequeño comercio. "En el 91 tuvimos una pequeña crisis, pero no es nada comparada con la que vivimos desde hace unos años", explica este tendero, casado y padre de tres hijos. "Ahora, cada vez que volvemos de vacaciones, notamos un bajón en las ventas".

¿Y cómo sobrevive un pequeño establecimiento hoy en día? "Nuestra clientela es fija, son vecinos del barrio y personas que nos conocen de toda la vida", asegura. Sin embargo, cada vez compran menos y algunos de ellos se han decantado por los establecimientos de chinos. "No es una competencia que nos preocupe en cuanto a los precios o la calidad, solo por los horarios que tienen", explica Paco, de 57 años.

"La ventaja que tenemos ahora, después de tantos años, es que mi mujer y yo ya tenemos todo pagado. No hay hipotecas ni grandes gastos. Solo necesitamos ganar lo justo para comer, y eso lo conseguimos. Al menos de momento", concluye.

<p>Escolástico  Burgos, dueño de un negocio de carpintería.</p>"Nos metimos hasta el cuello"
Escolástico Burgos abrió hace más de 30 años su negocio, la Carpintería Burgos y Flores, situada en el Viso de San Juan, Toledo. Cuando empezó, Escolástico contrató a 12 empleados ya que el sector estaba en auge y no faltaba trabajo.

Sin embargo, debido a la crisis de los últimos años, este comerciante de 62 años ha tenido que reducir su plantilla hasta quedarse solo con tres empleados y una situación crítica. "Los  problemas llegaron cuando nuestros clientes empezaron a dejar de pagar", asegura. "Ese fue el principio de la decadencia y ahora se ha sumado la falta de contratación", explica.

La carpintería, uno de los negocios más unidos al sector de la construcción, se ha resentido gravemente tras desinflarse la burbuja inmobiliaria. "Si no se construye, no se amuebla", afirma resignado Escolástico.

Tras los primeros meses de recortes, su empresa tuvo que pedir más créditos a los bancos para poder mantenerse a flote. "Nos metimos hasta el cuello, y ahora, que es cuando más lo necesitamos todos, resulta que los bancos no dan préstamos", critica. Ahora comparte nave y costes de mantenimiento de su nave con otra pequeña compañía dedicada también al mobiliario y juntos tratan de sobrevivir a esta recesión bajo un nuevo nombre: Artesany.

<p>Patricia de Lara en su tienda de zapatos.</p>Una tienda "kamikaze"

Usa, con media sonrisa, el término "kamikaze" para  explicar por qué se ha decidido  a abrir una tienda en un momento que "no es el mejor". Aunque sí lo es para ella, explica; "abrir un local a pie de calle es muy complicado, pero era mi momento".

Patricia de Lara, de 39 años, inauguró una zapatería en noviembre en el barrio madrileño de Chamartín y, dice ,"no podía haber empezado mejor".

Con sus ahorros y la ayuda económica de gente de su entorno -"las subvenciones ya llegarán; o no"- ha puesto en marcha  un negocio que considera una "extensión" de sí misma y que  hace una apuesta fuerte por el calzado español, una idea que pretende seguir manteniendo incluso a costa de rechazar  catálogos de proveedores de otros países.

Su establecimiento, "muy cuidado" y  con un diseño "exclusivo", ha logrado salir "airoso" de un primer mes  "caótico" por la visita de representantes y la puesta en marcha. De hecho, acaba de contratar a una empleada que  le ayude.

Ella misma es una "gran consumidora" de zapatos, ha visitado innumerables ferias y tiene muchos contactos en el sector, así que, tras dedicar mucho tiempo de su vida a su familia, ha decidido "luchar" por esta zapatería y defender su supervivencia en tiempos de crisis. Patricia cree un "privilegio" poder trabajar en lo que le gusta y augura para su negocio un futuro estable -"celebraré el primer aniversario". Por el momento, se dedicará a "afianzar" esta tienda, pero no descarta abrir más dentro de unos años.
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