"Tengo derecho a elegir y a exigir el tipo de educación que va a recibir mi hijo. Quiero que vaya a la escuela pública". Así de contundente se muestra Elena Coronil –madre de un alumno de 6.º de Primaria– que acaba de trasladarse con su familia desde Cádiz a Paracuellos del Jarama en busca de trabajo.

Tanto ella como su marido están en paro –solo él cobra la prestación– y decidieron "probar suerte en la región". Nada más llegar pidieron una plaza para matricular a su hijo de 12 años en el colegio Virgen de la Ribera, el único de los tres centros de Paracuellos que es público. Pero tras "dos semanas" de espera, las noticias no fueron las esperadas: "Me llamaron y me dijeron que me habían concedido plaza en un concertado".

Disconforme con la decisión, Elena intentó que la Comisión de Escolarización diera marcha atrás, pero al no localizar a la inspectora optó porque el pequeño no perdiera más días de clase y empezó a enviarle a su nuevo colegio: el Miramadrid.

Y eso ya le ha supuesto el primer desembolso. "Los libros nos han costado 254 euros y el uniforme, que pagaré en tres plazos, otros 184. Además, hay que pagar 25 euros al trimestre por el material", dice.

De todas formas, lo que más indigna a esta madre es que "no se ha respetado mi voluntad a la hora de elegir", dice. Es más, para el nuevo cole solo tiene buenas palabras: "Nos están intentando ayudar y buscando una beca, pero solo yo conozco mis posibilidades". El centro declinó el martes hacer declaraciones.

Desde la Consejería de Educación explicaron  que la familia "no ha presentado hasta la fecha ningún recurso ante la Administración". A pesar de ello, fuentes de Educación confirmaron a este diario que, "a través de la Dirección de Área Territorial Madrid-Este se pondrá en contacto con la familia del alumno para ofrecerle una plaza en el colegio público Virgen de la Ribera", el solicitado por la familia.

Mientras buscan trabajo, la familia vive en casa de la hija mayor, "que nos presta una habitación", cuenta Elena. Es más, su hermana ha sido la que adelantó el dinero para los libros del chaval y sus padres se lo han devuelto nada más cobrar el subsidio este mes. "Cobramos 900 euros y el colegio se ha llevado casi 400", explican. Por su parte, desde FETE-UGT afirman que situaciones como la de esta familia demuestran que "no se ofertan plazas públicas suficientes".