El presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, ha insistido este miércoles en que las competencias en materia de planteamiento del territorio la deben tener los cabildos insulares, tal y como ocurre en Baleares.

"Esto no tiene que ver solo con el turismo, sino en general con la concepción que tengas de las cosas. Me parece muy claro que el tema del planeamiento corresponde a dos administraciones fundamentalmente; ayuntamientos y cabildos. Es el esquema balear, no es un invento canario", dijo.

En este sentido, comentó que en Baleares las competencias en materia de ordenación territorial están encomendadas a las instituciones que harían el papel de los cabildos en Canarias porque son los que conocen realmente la situación y dan la licencia de obra.

"Lo que es la ordenación de conjunto de la isla —añadió—debe corresponder a los cabildos. ¿Por qué debe corresponder a un ámbito regional cuando es distinto el planeamiento en Fuerteventura, en Gran Canaria o El Hierro? son islas distintas y, por lo tanto no hay una razón para que sea una planificación regional".

También defendió que el Gobierno de Canarias siga manteniendo las competencias en materias educativas o sanitarias, ya que comentó que la sanidad y la educación debe ser similar para todo el archipiélago. "Aquí cabe una coordinación regional", señaló.

Por el contrario, desde un punto de vista de planeamiento, el presidente entendió que sería más ágil que lo llevaran los cabildos.

Preservación del medio natural

"Nosotros —afirmó— hemos sido siempre defensores de la preservación del medio natural. Nos parece muy bien que Gran Canaria tenga el 45% de superficie protegida. El espacio que ocupa la oferta hotelera no llega al 2 por ciento de la superficie de la isla y vivimos en gran parte de ello".

Aquí, Bravo de Laguna entendió que hay que ser lo suficientemente sensatos como para hacer una oferta de calidad que utilice bien y preserve al mismo tiempo los recursos naturales pero que, además, no impida el desarrollo con "tiquismiquis" absurdos que impiden desarrollar las riquezas. "Sería —agregó— como desaprovechar nuestros recursos y nuestras posibilidades".