Un sol radiante recibió el miércoles en Madrid a las autoridades encargadas de presidir el desfile del Día de la Hispanidad. Tan pronto se abrieron las puertas del lujoso Rolls Royce que transportaba a los miembros de la Familia Real, tradicional centro de todas las miradas, se despejaron las dudas sobre uno de los asuntos más comentados cada año: el atuendo escogido para la ocasión.

Consciente, quizá, de que sobre ella giran siempre la gran mayoría de los comentarios, Letizia Ortiz optó esta vez por no arriesgar a la hora de escoger vestuario. En contraste con el pantalón recto y el chal gris que lució el año pasado –que levantó alguna que otra crítica por parte de determinados sectores–, la princesa de Asturias se decantó esta vez por un austero y clásico traje chaqueta-falda de tweed en tonos rosa pastel, que acompañó acertadamente con una blusa también de color rosa. El conjunto combinaba a la perfección con sus habituales zapatos de tacón alto en la misma gama.

Las infantas también quisieron apostar por la sobriedad, aunque menos. Elena coincidió con su cuñada en los tonos pastel, mientras que Cristina, una de las más elegantes de la jornada, apostó por las gamas doradas con una chaqueta corta a juego. La reina Sofía eligió también un traje de chaqueta en tonos malva complementado con un vistoso collar.

Otra de las personalidades cuya vestimenta ha hecho correr ríos de tinta en anteriores ocasiones es la ministra de Defensa, Carme Chacón. Para este 2011, sin embargo, apostó por un sobrio traje pantalón en negro, aderezado, eso sí, con una camisa de seda rosa. Tanto ella como el resto de los invitados cumplieron a la perfección con un atuendo protocolario que esta vez no levantará suspicacia alguna.

Desde 2004, el look de doña Letizia en el desfile ha evolucionado. Aquel año lució un conjunto berenjena de chaqueta y falda.

Doce meses después, en plena gestación, cautivó con un conjunto en tonos crema, mientras que en 2006 apostó por un sensual vestido rojizo. En 2007 le llovieron críticas por su vestido azul y sus medias demasiado tupidas, lo que arregló en 2008 con un vestido a juego con abrigo crudo. En 2009 y 2010 se atrevió con un vestido sin mangas y el ya célebre traje de chaqueta y pantalón recto, respectivamente.