Nuevo acto multitudinario del papa en el viacrucis en Madrid

  • El viacrucis era el acto principal de este viernes.
  • De nuevo miles de peregrinos acompañaron al papa en este acto.
  • Benedicto XVI se reunió previamente con Zapatero.
El papa Benedicto XVI saluda a su llegada a plaza de Cibeles.
El papa Benedicto XVI saluda a su llegada a plaza de Cibeles.
Alberto Martín / EFE
El papa Benedicto XVI saluda a su llegada a plaza de Cibeles.

Nuevo baño de multitudes del papa Benedicto XVI por Madrid, esta vez por el viacrucis en el centro de la ciudad, con aplausos y vítores de los miles de peregrinos que, otra vez, se han volcado en apoyar al pontífice en el acto principal de este viernes y uno de los momentos más importantes de la Jornada Mundial de la Juventud. En la agenda ya se había cumplido con el anterior acto del papa, que se reunió con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la Nunciatura.

El encuentro, el cuarto entre ambos en los últimos años, duró apenas media hora y se trató, entre otros temas, sobre las relaciones bilaterales entre España y la Santa Sede y la situación económica internacional, ha informado el Ejecutivo. La misma fuente ha informado de que ambos se han referido a la dramática situación humanitaria en el Cuerno de África, en particular a la terrible situación de malnutrición infantil. También han tratado las revueltas en el mundo árabe, y el presidente del Gobierno le ha transmitido al pontífice su convencimiento de que una sociedad árabe democrática es la mejor garantía para la libertad religiosa.

Ambos mandatarios se saludaron cariñosamente y se intercambiaron regalos. El pontífice obsequió a Zapatero con una estilográfica que representa el baldaquino de Bernini de la Basílica de San Pedro y el jefe del Ejecutivo español el facsímil 'Obra del Obispo Martínez Compañión sobre Trujillo del Perú en el siglo XVIII'.

En Cibeles

Más tarde, el papa volvió a Cibeles tras su multitudinario discurso del jueves. Llegó a bordo del 'papamóvil' sobre las 19.30 h después de media hora de viaje por las calles de Madrid. Puntual, siguiendo el horario previsto casi sin margen para improvisaciones. Allí se encontró con el mismo recibimiento del día anterior: aplausos, cánticos, fotos, confetis, banderas... y mucho calor.

El papa recordó en un breve discurso que hay personas que en la actualidad viven su particular viacrucis "ante la pérdida de su fe y la esperanza". "Nos reunimos evocando la noche del Viernes Santo", dijo Benedicto XVI para explicar: "El amor se hace patente en la compasión, por eso al mismo tiempo que contemplamos la Pasión de Cristo hacemos patente el sufrimiento de tantos hermanos nuestros que sufren en otros lugares con el peligro de perder la fe y la esperanza".

El viacrucis comenzó entonces en la cercana plaza de Colón, para pasar por el paseo de Recoletos hasta llegar a Cibeles. En este recorrido se encontraban los quince monumentos de la imaginería española que han sido trasladados desde doce ciudades del país y que ilustran cada una de las estaciones de este acto religioso. Una gran cruz, protagonista principal del acto, era transportada por varios jóvenes procedentes de países donde la Iglesia sufre, bien por persecuciones, calamidades naturales o casos de pederastia.

Discurso

Tras llegar la cruz a Cibeles, el papa pronunció un nuevo discurso en el que exhortó a los jóvenes a que "no pasen de largo ante el sufrimiento" y aseguró que la cruz no es el desenlace de un fracaso. "Queridos jóvenes, que el amor de Cristo por nosotros aumente vuestra alegría y os aliente a estar cerca de los menos favorecidos. Vosotros, que sois muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos: vuestra capacidad de amar y de compadecer", afirmó.

El pontífice agregó que la pasión de Cristo impulsa a sus seguidores a cargar sobre los hombros el sufrimiento del mundo, "con la certeza de que Dios no es alguien distante o lejano del hombre y sus vicisitudes". El papa les exhortó a pedir a Cristo, "colgado en el áspero madero", que les enseñe la sabiduría misteriosa de la cruz, "gracias a la cual el hombre vive". Finalizado el acto, Benedicto XVI subió al 'papamóvil' para regresar a la Nunciatura y dar por acabado un intenso día.

Al final del viacrucis, todos los pasos, acompañados cada uno de dos bandas de música, procesionaron hasta la Puerta del Sol.

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