La Custodia de Arfe, la joya de la catedral de Toledo, participa este sábado en la adoración eucarística con la que culminará la vigilia que el Papa Benedicto XVI celebrará la noche del 20 de agosto, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, que durante estos días acoge Madrid.

El traslado de la Custodia de Arfe a Madrid se realizará con la colaboración de una empresa aseguradora "que ofrece un servicio gratuito", de forma que no supondrá ningún coste a la Catedral Primada de la capital regional, según aseguraba en días pasados el deán del templo primado, Juan Sánchez, quien también precisaba que se trata de una empresa "católica" que puede ofrecer al tesoro catedralicio un traslado "de máxima seguridad".

Además, la Delegación del Gobierno facilitará personal para garantizar el traslado de esta pieza, a la que también acompañarán cardenales y representantes de la iglesia toledana.

Tercer préstamo

La salida de la Custodia de Arfe a Madrid con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) será el tercer préstamo de la historia de esta pieza que data de 1592.

Y es que la Custodia ya fue prestada en dos ocasiones más. La primera fue en 1952 a Barcelona con motivo un Congreso Eucarístico y la segunda fue durante la Exposición Universal de 1992 en Sevilla, donde estuvo expuesta en el pabellón de la Santa Sede.

La Custodia de Arfe de Toledo estará situada en un elevador que permitirá que suba hasta el escenario —con espacio para 2.000 personas— en los momentos en que sea necesaria. CUSTODIA

La Custodia, gran atracción de la procesión del Corpus de Toledo, fue realizada, durante ocho años, por Enrique de Arfe, en cuya elaboración se invirtieron más de 152 kilos de plata con los que el mejor orfebre que había en España, allá por el año 1515, realizó una estructura de cuatro cuerpos de desigual altura.

La custodia, que mide dos metros y medio de altura, se compone de 5.600 piezas y 7.500 tornillos, ostenta 260 estatuillas y pesa 17 arrobas y una libra, va encima de una carroza construida en 1781 en León por Bernardo Miquelez.

Es de madera con figuras talladas, de alto relieve unas y completamente exentas otras, representando en cuatro medallones los Santos Evangelistas, uno en cada frente, y en las esquinas una especie de sirenas con otros ornatos de fruteros, espigas, racimos y angelitos.