Varios cardenales relatan a la CNN de una forma muy emotiva los últimos momentos de la vida del Papa en el primer aniversario de su muerte.
"Llegué a su habitación el día antes de su fallecimiento y me puse a los pies de su cama. Le besé la mano y le dije en polaco: ‘Santo Padre, el mundo entero está rezando por ti'", cuenta el cardenal Edmund Szoka, gobernador de la Ciudad del Vaticano y amigo del Papa durante 30 años.
En esos momentos, Szoka sabía ya que el final estaba muy cerca. El Papa respiraba cada vez con más y más dificultad: "Era la última vez que lo veía y era tan duro verlo así".
Pese a todo, la cabeza de Juan Pablo II todavía funcionaba. Estaba muy débil, pero también consciente.
El 1 de abril de 2005, una de sus últimas peticiones fue muy simple: "Leedme la Biblia". El cardenal Stanislaw Dziwisz, secretario personal del Papa, recuerda que un cura leyó nueve capítulos del Evangelio según San Juan.
Según Dziwisz, Juan Pablo II podía sentir a los miles de peregrinos que abarrotaban la plaza de San Pedro y a los millones de fieles que rezaban por él. "Podía hacerlo porque durante toda su vida ha estado con la gente. Siempre ha guiado a su rebaño".
Una vela en su mano
En la mesilla de noche del Papa había una foto de sus padres. Solo una luz brillaba en la habitación, la de la pequeña vela situada sobre la palma de su mano. Una antigua tradición polaca que Wojtyla decidió seguir.
Finalmente, a las 9.37 P.M., el papa Juan Pablo II, rodeado por aquellos que le amaba, murió.
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