Los trastos también lloran

  • 'The Melancholy of Objects' ('La melancolía de los objetos') es una colección de fotos de trastos abandonados en las calles del sureste de Londres.
  • Guy Batey piensa que incluso en los objetos inanimados se atisba vida interior.
  • Se dedicó a "retratar" objetos durante dos años.
Un patinete abandonado en las calles de Londres
Un patinete abandonado en las calles de Londres
Guy Batey
Un patinete abandonado en las calles de Londres

La silla de  plástico -con sólo dos patas- descansa hundida en la arena de la playa, la humilde escoba se apoya en una pared de ladrillo, la alfombra enrollada recuerda a un contorsionista...

Guy Batey (Reino Unido, 1959) decidió coger una cámara después de 15 años como pintor de minimalismo abstracto. Al poco tiempo de iniciarse como fotógrafo, llegaron los trastos, silenciosos y perdidos.

Los trastos abandonados en las calles de Southwark -al sureste de Londres- reclamaron su atención: “Son retratos disfrazados. Caminaba durante horas por las calles y, muy ocasionalmente, veía algo que pedía ser fotografiado, un objeto con presencia, con personalidad”.

Batey decidió llamar a esta colección The Melancholy of Objects (La melancolía de los objetos). Durante dos años fue una hormiga recolectora. En sus salidas, armado con una cámara analógica Rolleiflex de 1960, no apretaba el disparador más de tres veces. Hacía un máximo de dos o tres carretes al mes.

Remover algo en el interior del fotógrafo

Los objetos tenían que merecerse el retrato, remover algo en el interior del fotógrafo y no simplemente posar melancólicos. Las imágenes son de un color puro, tamizado, con mucho de pictórico, que da vida a la quietud del mal llamado trasto.

Un día de aquellos paseaba por una urbanización cuando salió a su encuentro un piano de cola negro, apoyado en un lateral. “Era  extraordinario. Sentí que no iba a encontrar nada más impresionante, como si algo o alguien me dijera “sí, éste te lo puedes llevar, pero va a ser el último que hagas. Se acabó”. En ese momento dejó el proyecto.

Guy Batey, entrevistado por 20minutos.es, cuenta cómo fueron los dos años de tristeza inanimada de La melancolía de los objetos.

¿Por qué eligió como tema los objetos abandonados?

Creo que fueron ellos los que me eligieron a mí.

¿Cuál fue el primer objeto que fotografió?

Una carta enganchada a la puerta de un negocio abandonado. Parecía que llevaba años esperando a que alguien la recibiera.

Desde un punto de vista romántico, el proyecto sugiere que incluso los objetos inanimados tienen algún tipo de vida.

Pienso que todas las cosas pueden dar señales de vida, incluso tratándose de simples objetos inanimados. Siempre intento seguir el rastro de la vida y los recuerdos de una cosa.

¿Cuantos objetos fotografió?

Pocos. Soy un fotógrafo lento y sólo tomo dos o tres fotos al día. Trabajo con una Rolleiflex de 1960 y con carretes de 12 fotos. Gasto dos o tres de ellos al mes.

¿Cuándo decidió que su proyecto había finalizado?

Al encontrar un piano de cola abandonado. Era  extraordinario. Sentí que no iba a encontrar nada más impresionante, como si algo o alguien me dijera: “Sí, este te lo puedes llevar, pero va a ser el último que hagas. Se acabó”. Desde entonces me he centrado en los espacios vacíos y en la presencia humana en esos espacios.

Ahora vive en Berlín y en sus imágenes sigue abundando el vacío. ¿Por qué la ausencia de vida humana de sus fotos?

Creo que se puede mostrar la presencia en términos de ausencia. Las escenas vacías pueden ser un escenario esperando a que los actores aparezcan. Un paisaje aparentemente desierto despierta la imaginación del espectador.

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