Cientos de manifestantes sirios se han echado este miércoles a las calles de la ciudad costera de Latakia pidiendo "libertad" después de que el presidente del país, Bashar al Assad, pronunciara su discurso en el Parlamento en el que no anunció ninguna reforma.

Varios residentes han dicho haber escuchado disparos en el distrito de Al Sleibeh de la ciudad, donde se ha producido una de las al menos dos protestas que han tenido lugar, mientras las fuerzas de seguridad se enfrentaban a los manifestantes.

Según la cadena estadounidense CNN, que cita a un activista de los Derechos Humanos, al menos una persona ha muerto por disparos. El pasado sábado, al menos doce personas habían muerto durante una protesta antigubernamental en esta misma ciudad.

Según informan los corresponsales del diario británico The Guardian, el discurso del presidente ha sido recibido de forma negativa. "Este es el final de Siria", afirma un joven ingeniero en Damasco. "No hubo ninguna disculpa y ninguna promesa de reforma, esto no hace sino enfadarnos más", añade, subrayando que "al menos podría haber pedido disculpas por las muertes".

En Deraa, epicentro de las protestas desde hace dos semanas contra el régimen y donde ha habido al menos 61 muertos, las palabras de Al Assad han sido recibidas con enfado, según sus residentes.

"El discurso fue un sinsentido y ha dado a las fuerzas de seguridad luz verde para seguir con su opresión a nuestro pueblo", subraya por teléfono un residente de la ciudad. "Al Assad está empleando el miedo del sectarismo como herramienta para incitar al odio de los sirios contra los ciudadanos de aquí", ha lamentado.

Bachar al Assad declaró que su Gobierno está "contra la conspiración y a favor de las reformas", aunque aclaró que éstas no son prioritarias. El mandatario denunció que el objetivo de los conspiradores es debilitar "el último fuerte fronterizo del mundo árabe".