La Federación de Arroceros de Sevilla ha alertado este viernes del "claro perjuicio" que, según esta organización, causaría al sector el proyecto de dragado del río Guadalquivir, y ha expresado sus dudas de que éste vaya a generar "beneficios" en otros sectores.

Así lo ha indicado en una nota el presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla, Julián Borja, que ha argumentado que "el aumento de salinidad" derivado del dragado "conllevaría una merma en la producción y en la calidad del arroz y, al mismo tiempo, significaría un mayor consumo del agua de los embalses" sevillanos.

Esa es, en opinión de Borja, la "única realidad" que conllevaría el dragado, más allá de las "quimeras" que, a su juicio, esgrimen quienes, como la patronal sevillana de empresarios o las secciones locales de los sindicatos UGT y CCOO, para defender el proyecto, concebido como "una especie de varita mágica solucionadora de todos los problemas políticos, económicos y sociales de Sevilla".

Frente a las "falsas expectativas" de creación de "innumerables puestos de trabajo", el máximo representante de los arroceros sevillanos ha subrayado que la provincia cuenta con una superficie de 36.000 hectáreas de arroz que "generan anualmente 150 millones de euros, unos 400.000 jornales —entre fijos y eventuales— anuales, y que alimentan a toda la avifauna del Parque Nacional de Doñana, Patrimonio de la Humanidad".

"Estos sí son datos reales, contables y demostrables", ha apostillado Borja, que ha citado los casos de los puertos de Huelva o Cádiz como ejemplos de infraestructuras que, "sin tener problemas de calado y con zonas francas, no son un ejemplo de febril actividad económica".

Además, el presidente de los arroceros sevillanos ha negado que empresas como Renault "necesiten barcos de enorme calado para transportar cajas de cambio de coche", y ha cuestionado que el dragado abra la puerta al atraque de cruceros de mayores dimensiones, con la consiguiente "riqueza" que ello generaría.

"A lo sumo", el turismo que traerían consigo esos cruceros sería el "del todo incluido en el precio", protagonizado por viajeros que "en sus escalas consume alguna copa y acaso compra algún souvenir".