Hubo palistas de todas las edades y categorías, incluso alguno se echó al río a remar portando en la piragua a su hijo de no más de tres años. Más que un campeonato era un encuentro para disfrutar de este deporte en la mejor pista de remo de Europa: 14 km de río navegable sin corriente.
El puente de Triana y el Muelle de la Sal se convirtieron en la salida y la meta de los participantes. Pero el escenario se prolongó también por el puente de San Telmo y el de Los Remedios ya que el circuito llevó a los remeros hasta ellos.
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