La necesidad y las urgencias marcaron la llegada de Zinedine Zidane al banquillo del Real Madrid el 4 de enero de 2016. Sin embargo, 366 días después (2016 fue bisiesto), justo este miércoles hace un año, el balance del francés está muy por encima de las expectativas más optimistas. Tres títulos —Champions, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes—, solo dos derrotas y varios récords que encumbran al exjugador y lo convierten en uno de los triunfadores del año.

Zidane, que cumplirá 45 años el próximo junio, aterrizó en el banquillo blanco tras la destitución de Rafa Benítez y para recoger un equipo a la deriva.

Firmó por dos años y medio (hasta junio de 2018) y no contaría con un segundo entrenador. El francés llegó con una tarjeta de presentación con escasa experiencia en un banquillo de entidad, argumento que esgrimían lo más críticos con su elección por parte de Florentino Pérez. Críticas que, poco a poco, fueron disipándose hasta el punto de haberse convertido en elogios.

Sin un estilo de juego definido, lo cierto es que al Madrid de Zidane le avala cumplir casi a rajatabla las máxima del Bernabéu: ganar y no perder nunca la fe. Enderezó el rumbo de un Madrid tercero en Liga y lo llevó a pelearle el título al Barça hasta el último partido. En Copa no pudo hacer nada porque el Madrid había sido eliminado del torneo por la alineación indebida de Cheryshev. Y en Champions, la consabida Undécima ante el Atlético.

De los 53 partidos en los que ha dirigido al Madrid en 2016, solo dos derrotas cosechadas: contra el Atlético en Liga en febrero y ante el Wolfsburgo en Champions en abril, aunque esta última tuvo final feliz por la remontada en la vuelta. Esta marca es la mejor de un técnico blanco tras su primer año en el cargo.

En la comparación de sus grandes rivales en el banquillo, Luis Enrique y Simeone, el francés sale victorioso. Suma 90 puntos en 35 partidos, más que sus rivales directos y en menos enfrentamientos. El Barça ha sumado 86 puntos en 37 partidos, mientras que el Atlético logró 75 puntos en 36 choques.

Pero Zidane no solo significa títulos y números en el Real Madrid. También ha demostrado saber llevar un vestuario siempre complicado como es el de Chamartín. Tiene carácter, talante, mano dura e, incluso, ha aprendido a actuar de 'bombero', logrando apagar los incendios originados dentro del equipo.

Los más importantes, las rotaciones, en las que incluye a Cristiano Ronaldo (como en el último partido de Copa), algo que nadie se había atrevido a hacer hasta entonces; y la situación de Isco y James, a los que ha intentado cuidar pese a no contar con ellos todo lo que les gustaría.

La FIFA le ha nominado entre los tres mejores técnicos del año (el galardón se entregará el próximo día 9). A pesar de ello, él asegura que quizás era demasiado pronto y que aún sigue en fase de aprendizaje. Un discurso que no ha variado pese a su año de ensueño. Ahora, su objetivo es el título de Liga.

Tres títulos. Champions, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes.

Solo dos derrotas. 53 partidos y solo dos derrotas: contra el Atlético, en Liga, y ante el Wolfsburgo, en Champions.

Récords. 16 victorias ligueras seguidas (hito en el Madrid e iguala el de Guardiola en el Barça) y realizar el mejor arranque de temporada del Madrid.