El holandés Bauke Mollema evita en Burgos un 'sprint' desconocido en la Vuelta

El holandés Bauke Mollema (izquierda) sorprende a un reducido pelotón en la meta Burgos de la Vuelta 2013.

Si su nombre aparece entre los participantes de una carrera siempre se le tiene en cuenta. Un candidato. Un aspirante. Un ilustre. Regular, mucho más que su compañero Robert Gesink, también mucho más afortunado con las caídas y los cortes, Mollema es el mejor vueltómano actual del ciclismo holandés. No es que gane mucho, pero su palmarés va engordando poco a poco. Y su rendimiento, pues no hay que olvidar que aún tiene 26 años, invita a verle ganando una carrera de tres semanas. En 2011 acabó cuarto (y fue líder una jornada) en la Vuelta. Y este año, en el Tour de Francia, finalizó sexto.

Mollema, que tras la ronda gala llegaba como líder del Belkin para la Vuelta y estuvo con los mejores los primeros días, se vio fuera de la lucha por la carrera tras las etapas de Peñas Blancas y, sobre todo tras perder 20 minutos, Hazallanas. Ya entonces se planteó la lucha por una victoria parcial. En Castelldefels fue tercero. Este miércoles, en Burgos, meta de la 17.ª etapa, cumplió su nuevo cometido y le dio su primer triunfo en la carrera a un Belkin mermardo por las circunstancias. En otra jornada de final un tanto caótico de una Vuelta que “no es país para sprinters “, Mollema arrancó dentro del último kilómetro y supo rentabilizar con su entrega el parón de un pelotón reducido en el que nadie quería hacerle el trabajo a los demás…. Aunque el Lampre llevaba varios ciclistas en ese grupo y el Garmin al estadounidense Tyler Farrar, otrora hombre muy muy rápido. “No esperaba que ésta fuera mi oportunidad, decidí atacar poco antes del último kilómetro”, admitió el neerlandés.

Vincenzo Nibali aguantó su liderato de la carrera. El italiano del Astaná no tuvo un día fácil. Al menos no un final de jornada sencillo. "No hay descanso", bromeaba en la meta. Cuando a la etapa le restaban unos 28 kilómetros para la meta, al paso por la localidad de Arlanzón, el Saxo-Tinkoff de Nicolas Roche intentó formar un corte aprovechando el viento, un conato cuyo relevo cogió el RadioShack de Chris Horner con la locomotora Fabian Cancellara dándolo todo. En este abanico se vieron involucrados dos de los hombres fuertes de la general el italiano Domenico Pozzovivo (AG2R), quinto en la general, y el francés Thibaut Pinot (Française des Jeux).

Y con el corte, la velocidad. Y poco margen para la fusión. El pelotón, muy reducido, se merendó el paso por el repecho del castillo, la subida a ese parque que ofrece unas inmejorables panorámicas de la catedral, la ciudad y su alfoz. El ataque de Diego Ulisi (Lampre) fue una anécdota de un frenético final en el que se intuía, por final, una llegada masiva al uso. Pero no. Apareció Mollema, reaccionaron con pereza el noruego Boasson Hagen (Sky), el argentino Richeze (Lampre) y el holandés acabó dándole a la carrera un nombre con caché para el palmarés de esta edición.

Y todo esto, claro, en la previa del primer final en alto del tríptico de la Cordillera Cantábrica. Este jueves la carrera llegará a Peña Cabarga, una montaña vecina de Santander no muy larga, pero sí muy empinada: seis kilómetros a casi el 10% de pendiente media y con rampas máximas del 20% no se ven todos los días en la geografía ibérica. Un escenario complejo para la primera defensa del rojo de Nibali ante Horner, Valverde, Purito o incluso un Roche al que este miércoles le ha permitido ganar una posición.