A los más jóvenes probablemente el nombre de Oscar Robertson no les suene demasiado. Y más todavía serán los que no le habrán visto nunca jugar. Aquel base de los años 60 y 70 tiene en su poder un récord que parecía imposible de superar, el de más triples-dobles conseguidos en una temporada. En la madrugada del martes, Russell Westbrook le igualó, y tiene cinco partidos para superarle, algo que ya nadie duda que conseguirá.
Corría la temporada 1962/63 y Robertson, jugador de los Cincinnati Royals, logró en 41 ocasiones hacer dobles dígitos en tres categorías distintas (puntos, rebotes y asistencias). Parecía una marca imposible de superar, porque nadie había estado ni siquiera medianamente cerca de lograrlo desde entonces.
Especialistas en lograrlo como Magic Johnson, Larry Bird, Wilt Chamberlain o Jason Kidd estuvieron siempre lejos, muy lejos de lograr un registro similar. También distante parecía la marca para LeBron James, otro animal de las estadísticas.
El récord de Westbrook comenzó a forjarse en verano, con la decisión de Kevin Durant de dejar Oklahoma rumbo a los Warriors con el objetivo de lograr el ansiado anillo. Se rompía así uno de los dúos más dominantes de la NBA.
Apenas unas semanas antes, habían tenido a Golden State contra las cuerdas en las finales de la Conferencia Oeste, pero los Thunder acabaron sucumbiendo y Durantula tomó la decisión de ‘romper’ con Westbrook y buscar su primer título en San Francisco.
Russell se quedó entonces solo ante el peligro, más aún cuando los Thunder decidieron traspasar a Serge Ibaka a Orlando. La reacción del base ha sido furiosa, de rabia. Lejos de dejarse ir ante el evidente debilitamiento de su equipo, se ha puesto la capa de superhéroe y ha tirado del equipo hasta llevarlo a una meritoria sexta plaza en el Oeste. Y lo ha hecho siendo una auténtica bestia de la estadística. Mete más de 31 puntos por partido, reparte más de 10 asistencias y coge más de 10 rebotes, lo que va a hacer que acabe la temporada con un promedio de triple-doble. Salvaje.
Pese a lo impresionante de sus estadísticas, también ha recibido críticas por su juego. Le acusan de ir a hacer números, de pensar más en su juego que en hacer ganar a su equipo. La respuesta quizás esté en a dónde está llevando a un equipo en el que tiene como mejores escuderos a Victor Oladipo, Steven Adams y Enes Kanter. No demasiado.
Su siguiente reto es la lograr ser elegido jugador más valioso de la temporada, donde tiene un duro competidor: James Harden, otra bestia de las estadísticas. El público de Oklahoma no lo puede tener más claro, y le despidió en el último partido con gritos de ‘MVP, MVP’.
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