El Zaragoza aplasta al Real Madrid

La mejor versión del Real Zaragoza dejó prácticamente sentenciada las semifinales de la Copa del Rey al "aplastar" literalmente al Real Madrid, que no supo como hacer frente a la avalancha de juego que se le vino encima y que salió humillado de la capital aragonesa.
Los jugadores del Zaragoza, celebrando un gol (Archivo)
Los jugadores del Zaragoza, celebrando un gol (Archivo)
Efe
Los jugadores del Zaragoza, celebrando un gol (Archivo)

Magia e inspiración fue lo que tuvo el equipo aragonés que presentó su candidatura a su séptimo título en la competición en la que mejor se ha desenvuelto históricamente, la Copa del Rey.

Los madridistas quisieron ahogar la salida del balón del Zaragoza jugando varios metros por delante de lo habitual, pero se encontraron con la sorpresa de un rival que le hacía frente con balones directos.

Con una velocidad más en sus acciones, los zaragocistas sorprendían una y otra vez a un Real Madrid que no pensaba encontrarse a Diego Milito en estado de gracia y secundado a la perfección por los otros tres atacantes, Ewerthon, Rubén Gracia 'Cani' y Oscar González.

A los zaragocistas les costó quince minutos encontrar el hueco en la portería de Casillas, pero previamente ya habían advertido en varias acciones, una de ellas estrellada en el poste por Diego Milito, aunque invalidada por fuera de juego, de sus intenciones.

Hasta ese momento, el Real Madrid parecía lastrado en cada una de sus acciones ante un equipo que le desbordaba en todas las facetas del juego, aunque nada más encajar el primer gol una indecisión de Ponzio con César Sánchez, mero espectador prácticamente en toda la primera parte, estuvo a punto de aprovecharla Robinho que reclamó penalti en la salida del cancerbero de Coria.

El conjunto local hacía vibrar en cada una de sus acciones a una afición volcada con sus colores y el segundo gol llegó en un rápido saque de banda de Oscar González que pilló descolocada a toda la defensa madridista que Diego Milito no desperdició.

Pasada la media hora llegó el primer remate de los madrileños por medio de Guti tras un córner de Beckham, pero la respuesta local no pudo ser más contundente de nuevo con Diego Milito como principal actor.

De él nació la jugada de peligro con un rotundo recorte dentro del área a Roberto Carlos y a su pase de la muerte no llegó Oscar González, pero Cani siguió la acción y desde la otra banda le regaló un excelente pase al argentino que volvió a obligar a Casillas a sacar el balón del fondo de las mallas por tercera vez.

Las únicas llegadas de peligro de los blancos (en esta ocasión de azul marino) eran en balones de falta que Beckham colgaba intentando aprovechar una de las acciones que más problemas le están creando a los maños, los balones colgados.

De una falta nació el gol que bajaba algo los humos a un Real Zaragoza crecido. Beckham y Roberto Carlos amenazaban con un lanzamiento directo, pero el inglés colgó sutilmente a un solitario Baptista que de cabeza batió al cancerbero ex madridista.

Todavía pudo irse el conjunto maño con un gol más a su favor de haber culminado la conexión Diego Milito-Ewerthon que Oscar González a bocajarro se encontró con un inspirado Casillas.

Algo más tranquilo comenzó la segunda mitad, pero fue un mero espejismo de poco más de diez minutos. Un córner de Cani lo remató impecablemente el omnipresente Diego Milito con Casillas contemplando como el balón volvía a alojarse dentro de su portería.

La primera llegada al área local de Baptista en forcejeo con Alvaro bien pudo convertirla Pérez Burrull en penalti, pero la acción continuó y Cani puso un buen balón a Ewerthon que en velocidad hizo subir el quinto.

A renglón seguido Ronaldo pudo acortar diferencias pero llegó excesivamente justo y su remate se estrelló en el cuerpo de César Sánchez. Todavía se incrementó más la ventaja con un golazo de Ewerthon, el que hacía la media docena, y de la misma factura que en tierras gaditanas supuso para el equipo maño el auténtico punto de inflexión de este equipo.

Alvaro remató al poste, a sólo cinco minutos del final, ante una afición insaciable, que animó como nunca y que todavía pedía más. Al final seis goles y cinco de ventaja, lo que pone a tiro al Zaragoza su undécima final de Copa.

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