A la sexta no fue la vencida. Novak Djokovic ha hundido la moral de Rafa Nadal en la madrugada del lunes al martes, quitándole la corona del US Open en un trepidante partido que acabó 2-6, 4-6, 7-6 y 1-6, en cuatro horas y diez minutos.

Es la sexta victoria del serbio sobre el manacorí en una final este año (Masters de Indian Wells, Miami, Madrid y Roma, además de Wimbledon y la victoria de este lunes en Nueva York). El número 1 del mundo, que acumula un balance de 64 victorias y dos derrotas, ha sumado su tercer Grand Slam de la temporada, incluido el Abierto de Australia —cuatro en su carrera tras ganar en Melbourne en 2008— y su décimo título.

Los dos primeros sets fueron casi calcados. Nadal se colocó con 'break' de ventaja y 2-0, pero acabó cediendo las dos mangas.

En la primera, el serbio, que tenía muy claro que debía machacar el revés de Rafa, le hizo seis juegos seguidos. Nadal siempre jugó dos metros por detrás de la línea y Djokovic encima de la misma, mandando con su revés a dos manos y dominando desde el centro de la pista. El manacorí, que intentó incomodar al serbio con revés cortados y bolas blandas y altas, se mostró escasamente agresivo, cometió 11 errores no forzados y tuvo un horrible porcentaje con el primer servicio: un 58%. Así era imposible ganar a un tenista en estado de gracia, como el número 1.

En el segundo set, la historia fue más que parecida, pero, por lo menos, comenzó a funcionar la derecha paralela de Nadal, ésa que es decisiva en sus victorias. Sin embargo, Djokovic se alió con las líneas y demostró en cada servicio de Rafa por qué es el mejor restador del circuito. Cada golpe con saque de Rafa lo devolvía 'Nole' con una varita mágica a la línea.

Nadal fue incapaz en estas dos primeras mangas de consolidar las dos roturas que había conseguido. En ese momento, resonaba una estadística: en la Era Open nadie había conseguido remontar dos sets en contra en el US Open. Demostración de su incomodidad y nerviosismo, Rafa protestó demasiado las decisiones del árbitro. Cierto, muchas de ellas, con razón.

La tercera manga también colocó de inicio a Nadal por delante en el marcador, pero, una vez más, no supo aprovecharlo. Cuanto más subía su nivel Rafa, más lo hacía Novak. El serbio alcanzaba todas las bolas que le ponía Rafa de lado a lado. Nadal continuó enseñando su derecha e, incluso, parecía con más fuerzas que su rival, ya que gritaba más que él en cada punto. Así se llegó al 'tie break', en el que Rafa se impuso con claridad por 7-3. ¿La remontada comenzaba?

Para los más suspicaces, Djokovic empezó, en ese momento, a emplear sus tretas para cortar el ritmo de Nadal. Fue atendido en el descanso, y dos veces más durante el set, de unos dolores en la espalda. Curiosamente, solo le dolían las lumbares cuando el marcador le era adverso.

El cuarto set fue el de la supervivencia. A los problemas físicos de Djokovic se unieron los de Nadal en los isquiotibiales de la pierna derecha, esa misma que se hizo famosa con los calambres de la rueda de prensa.

Sin embargo, Rafa no pidió la atención médica. Se conformó con hacer estiramientos después de cada punto. Novak le rompió el servicio a Rafa en el segundo juego y también en el sexto, con lo que se colocó 5-1. Djokovic cerró la final con su servicio. Sexta final del año entre Rafa y Novak y sexta victoria del serbio, quien empleó en el cuarto set unas artes cuanto menos dudosas. Aun así, está claro que Djokovic le tiene comida la moral a Nadal… Por ahora.

"Sólo felicitarle a él y a su equipo, porque lo que está haciendo es imposible que se vuelva a repetir", reconoció Rafa Nadal humildemente al término del partido. Sin más.