Davydenko, semifinalista el pasado año, había vencido a Moyá en las semifinales de Estoril recientemente.
Esta vez, en dos horas y tres minutos, Moyá se rindió de nuevo ante el ruso, en una pista, la Suzanne Lenglen, que no trae especiales buenos recuerdos al mallorquín, pues allí ha encajado sus últimas derrotas en París. "No la quiero ni ver", dijo días antes de forma premonitoria.
Davydenko tuvo un espectador de lujo en las gradas, el ex presidente ruso Boris Yeltsin, un conocido aficionado al tenis, que acudió junto con su esposa, y que al final pidió que el jugador le firmase un autógrafo en un sombrero.
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