Miquel Sunyer, nadador en aguas abiertas: "Dentro del agua no eres nada"

El nadador Miquel Sunyer, en acción durante su reto sudafricano entre la isla de Robben y Ciudad del Cabo.
El nadador Miquel Sunyer, en acción durante su reto sudafricano entre la isla de Robben y Ciudad del Cabo.
PRENSA MIQUEL SUNYER
El nadador Miquel Sunyer, en acción durante su reto sudafricano entre la isla de Robben y Ciudad del Cabo.

"Dentro del agua no eres nada y la más mínima corriente te reduce muchísimo la velocidad". La proclama nace de Miquel Sunyer, un gerundense (1977) que acaba de unir a nado la isla de Robben  con Ciudad del Cabo, un reto más en el currículum de este catalán que desde su cruce del Estrecho, en septiembre de 2008, ha convertido estos retos en su día a día. Un día a día especial en el sentido que los afronta desde una perspectiva purista, esto es, sin emplear ningún neopreno protector y por sus propios medios, aunque con el apoyo de su equipo de confianza. ¿Cómo esos alpinistas que rehúyen del empleo de bombonas de oxígeno? "Salvando la distancias, claro, es lo mismo", admite en conexión telefónica desde Sudáfrica.

Un reto exigente, pero sin tanta dificultad como otros en cuanto a kilometraje o incluso a temperatura. “No digo que haya sido fácil, ni mucho menos. Esta prueba tenía su complejidad y sus peligros, como los tiburones blancos. Un motivo por el que llevaba un dispositivo que emite una señal que los repele. En el Canal de la Mancha empleé doce horas y aquí, dos. A eso me refiero. Y aquí, en la segunda sufrí bastante”, recuerda sobre unas aguas en las que se movió entre los 12 grados y los 13,5. "Este era, sobre todo, más simbólico por todo lo que conlleva el lugar", aporta este Ingeniero Técnico en Telecomunicaciones que, entre otras máximas, valora: "Nadar es mi meditación. Escucho el silencio y me relajo con la respiración".

Sunyer, “un nadador de toda la vida”(se inició en la actividad a los siete años), también ha completado los casi 40 kilómetros del Canal de Menorca entre el menorquín Cap d’Artruitx y el mallorquín Cap de Freu (2009), los 50 del Canal de la Mancha entre Francia e Inglaterra (2010), los 55 de la vuelta a la isla de Manhattan (2011) o los 32 del Catalina Channel entre la isla homónima y la ciudad de Los Angeles (2012). Entre otros. Y siempre, ‘a pelo’.

El frío, con algo de psicológico

Desafíos donde el frío no solo es un enemigo más, sino un obstáculo que pone a prueba al propio cuerpo humano. ¿Acaso es una barricada psicológica? "Una parte sí que lo es, lo puedo atestiguar. Pero es evidente que hay una parte más fisiológica que puedes combatir, por decirlo de alguna manera, bien teniendo una capa de grasa con un mayor grosor, como los animales, o bien entrenando mucho en esas circunstancias, para acostumbrar al cuerpo", valora Sunyer. Un entrenamiento de kilómetros y de actitud: "Nadando mucho en aguas abiertas y sin neopreno, duchándome con agua fría, incluso no conectando la calefacción en casa… Hay que aclimatarse bien al frio".

El planeta está lleno de propuestas de esta naturaleza. Y así lo admite: "En el mundo hay muchos lugares muy complicados para este tipo de aventuras. El estrecho de Cook, que separa las dos islas principales que forman Nueva Zelanda; el japonés canal de Tsugaru, entre  las islas de Hoshu y Hokkaido; el Canal del Norte, entre Irlanda y Escocia… Retos muy complicados, complejos y extremos. Sin duda es la disciplina más exigente, nadar en medio del mar". Igual que se abordan los catorce ochomiles en el montañismo, la natación también cuenta con su particular pabellón de mitos. The Ocean’s Seven, lo denominan.  El Canal de La Mancha, el de Catalina y el Estrecho de Gibraltar son los tres que posee en su palmarés, de momento.

El de las Travesías a Nado es un mundo complejo por su dureza y por el mimo casi artesanal con el que se gestionan todos los asaltos Cada desafío cuenta detrás con una asociación que tutela por su pureza y por su corrección. "Todas estas pruebas cuentan con un organismo que se encarga de supervisarlas y validarlas. Son retos con mucha historia que tienen su idiosincrasia y su razón de ser. En este caso en Sudáfrica, por ejemplo, nos remontamos un siglo atrás", explica Sunyer. Y añade: “Contacté con la asociación que lo supervisa antes. Te ayudan con gestiones, te facilitan los medios para llevarla a cabo… Además una persona ejerce de juez, comprueba que solo llevas un gorro, unas gafas y un bañador; y da fe de que entras o sales del agua correctamente  y que durante la travesía no te agarras a una embarcación o cometes alguna irregularidad”.

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