Sugoi Uriarte: "No pude dedicarle la victoria a mi madre, pero estará orgullosa"

Sugoi Uriarte tras su derrota en la lucha por la medalla de bronce.
Sugoi Uriarte tras su derrota en la lucha por la medalla de bronce.
RAÚL R. VEGA
Sugoi Uriarte tras su derrota en la lucha por la medalla de bronce.

Mirando un libro de nombres vascos, Carmen se detuvo en la 'S' y decidió que su hijo se llamaría Sugoi, deidad vasca que adopta la forma de una serpiente. Ella crió sola a sus cuatro hijos, pero no pudo ver como su pequeño rozaba la medalla. Falleció hace un año por una enfermadad.

La mañana ha sido perfecta. Sugoi Uriarte va superando rondas sin dificultad, como si fuera el destino y por fin todas las piezas encajaran: para esto cambió Vitoria por Valencia, para ser judoca y, a ser posible, el mejor. Pero flaquea en la semifinal, donde el húngaro le gana, y llega la repesca contra el coreano Cho. Los jueces dictan sentencia, fuera del podio, cuando Sugoi ya levantaba los brazos.

"La decisión no me ha parecido muy justa y estoy decepcionado, pero no puedo hacer nada. Creo que dominé el combate, pero mira luego...", comenta en zona mixta Sugoi antes de emocionarse. Es frío, pero no tanto. "No podré dedicarle la victoria a mi madre, pero ella estará orgullosa. Soy quién soy por mi madre".

Novia judoca también

En el vestuario le espera su 50%, Laura, también judoca, a las puertas de clasificarse para Londres -"cuando vio que yo no me clasifiqué, quiso rechazar su puesto"- y "aguantando a Sugoi desde que nos conocimos a los 14 años". Son pareja desde los 16.

Laura ejerce de portavoz: "Estos Juegos eran su gran oportunidad tras muchas ocasiones en el banquillo, esperando, y estaba decidido a aprovecharla. Sugoi es cabezón como pocos".

El piso de mileuristas de Laura y Sugai es el centro de reuniones de la pandilla en Valencia. "Tenemos una sala solo para juegos y allí se sube Sugai con sus amigos a ver baloncesto, que es un friki, o a darle al FIFA. Ella le advirtió de que si ganaba medalla le tiraba juego y consola por la ventana. Al menos, Sugai podrá seguir jugando y, además, no tendrá que comerse una cebolla entera. Las odia, y prometió comerse una en caso de podio olímpico.

Y ahora, vacaciones a Menorca con amigos y a seguir entrenándose, casi siempre por separado: "Sugoi no quiere entrenarse conmigo porque dice que soy muy bruta". ¿Y la boda? "Eso solo llegará si lo necesitamos", termina Laura Gómez, orgullosa de su chico Sugoi.

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