Este es el deporte que practican estas niñas con autismo y síndrome de down donde reconocen que se sienten ellas mismas

Pelo recogido, espalda recta, ganas de disfrutar y... ¡voilà! Una clase de ballet llena de ilusión por aprender.

Estas 10 niñas con síndrome de down y autismo disfrutan de estas clases dirigidas desde que su instructora, Haidy, decidiera fusionar ambos grupos porque sabía que todas juntas iban a transmitirse una energía muy positiva.

Una de las madres de las niñas explica que: "el ballet en sí mismo es inclusivo. Sin necesidad de hablar las niñas escuchan la música y ejecutan los movimientos".