El debate es cada vez es más recurrente y siembra una mayor polémica. El alpinismo prosigue su camino hacia la definición de deporte de masas, con las consecuencias que ello implica y vemos con una mayor frecuencia: montañas atestadas de gente, accidentes provocados por la imprudencia o ignorancia de quien se lanza hacia lo más alto sin el conocimiento necesario... y la naturaleza como gran perjudicada.

Apenas dos semanas han pasado desde las imágenes que un intrépido sherpa ofreció de la segunda montaña más alta del planeta, el temido K2 (8.611 metros). Aquel día, camino de la cima y en el peligrosísimo cuello de botella, la hora punta concentraba a 145 alpinistas ansiosos por hollar el gigante del Himalaya. Ese día, la montaña permitía su conquista.