Existe un elemento común que comparten la gran mayoría de los jóvenes que han protagonizado sucesos como el ocurrido esta semana en Alemania, la afición a los videojuegos violentos.
El problema reside en el abuso y el mal uso que se hace de este tipo de juegos. Los padres deberían de conocer el contenido así como respetar la edad recomendada.
Este tipo de juegos pueden provocar situaciones de temor, ansiedad e imitación de la violencia eliminando todo tipo de compasión hacia la víctima.Y es que estos videojuegos embellecen la violencia, estimulan a los jóvenes y hacen distorsionar la realidad. Mareos, espasmos o convulsiones son alguno de los síntomas.
Casi un 14% de los menores españoles reconocen estar enganchados a algún videojuego, aunque la mayoría prefieren los videojuegos de deportes y aventuras.
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