Los prisioneros adultos en Inglaterra y Gales, a partir del 30 de septiembre, tendrán prohibido, como si fuesen niños, jugar a videojuegos clasificados para mayores de 18 años.
El buen comportamiento permitirá a los delincuentes jugar a otros juegos con una clasificación menor. Además, los presos con riesgo de suicidio también podrán acceder a este tipo de entretenimiento que puede mantenerlos ocupados y funcionar como una distracción terapéutica.
El Prison Reform Trust dice que los videojuegos "no deben sustituir actividades como el trabajo o las clases educativas" que ayudan a la reinserción de los presos.
Además, el servicio de prisiones se deja anualmente mucho dinero en consolas y videojuegos y busca una forma de reducir los gastos. El año pasado, el gobierno gastó más de 12.600 euros en 80 PlayStations y Xbox para instituciones de jóvenes problemáticos.
Con el nuevo sistema, sólo podrán acceder a consolas y juegos los prisioneros que hayan hecho los suficientes méritos para ello.
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