Los pueblos más bonitos de la sierra de Albacete, entre espectaculares ríos y bosques

Vista del pueblo de Ayna.
Vista del pueblo de Ayna.
Getty Images/iStockphoto
Vista del pueblo de Ayna.

Ya en la frontera con Jaén y Murcia, Castilla-La Mancha se olvida de los molinos y su paisaje cambia por completo. En este rincón de Albacete encontramos altos picos de más de dos mil metros de altura que forman valles con frondosos bosques y ríos que nacen con toda su fuerza.

Y, cómo no, también preciosos pueblos en los que perderse, desconectar e incluso olvidarse del calor del verano. Si no sabes por dónde empezar la ruta, aquí van algunas paradas imprescindibles.

Nacimiento del río Mundo en Riópar.
Nacimiento del río Mundo.
Juan María Coy Vergara

Riópar y el río Mundo

El primero de la lista puede que no sea el más bonito, pero sí el más simbólico de la zona y uno de los más visitados. Y es que muy cerca de su casco histórico encontramos uno de los puntos más espectaculares de Albacete, el nacimiento del río Mundo. ¿Qué tiene de especial? Pues que el río Mundo nace a lo grande, en forma de cascada desde la Cueva de los Chorros.

Muy cerca del casco histórico de Riópar está uno de los puntos más espectaculares de Albacete: el nacimiento del río Mundo 

De vuelta al pueblo debes saber que hay dos “versiones” de Riópar. El Riópar viejo se abandonó cuando se construyeron muy cerca las Reales Fábricas de Bronce de San Juan de Alcaraz. Esto ocurrió en 1773 y poco después los vecinos decidieron mudarse más cerca del trabajo y abandonar lo que había sido su pueblo. Hoy gran parte se ha recuperado gracias al turismo y muchas de esas casas son alojamientos rurales y restaurantes.

Puesta de sol sobre Ayna.
Puesta de sol sobre Ayna.
Getty Images

Ayna, “la Suiza manchega”

Este pequeño pueblo se encuentra enclavado en un precioso balcón sobre la hoz que ha ido formando el propio río Mundo y para muchos es el pueblo más bonito de la sierra de Albacete, de hecho se le conoce como “la Suiza manchega”, sobrenombre que nos adelanta que nos vamos a encontrar con algo muy especial.

En Ayna sigue existiendo una ruta sobre la película "Amanece que no es poco" que comienza en un centro de interpretación

Después de subir y bajar por sus empinadas calles, seguro que muchos rincones te suenan de la película “Amanece que no es poco”, del director José Luis Cuerda. Si eres muy fan, debes saber que sigue existiendo una ruta que comienza en un centro de interpretación.

Para terminar la visita, nada mejor que asomarse al Mirador del Diablo y enamorarse de sus impresionantes vistas. Así como acercarse a La Cueva del Niño y asombrarse con sus pinturas rupestres.

Paisaje urbano de Yeste.
Paisaje urbano de Yeste.
Getty Images/iStockphoto

Yeste, tierra de frontera

Es conocido por su castillo y es que este impresionante edificio de origen andalusí con decoración de detalles góticos es el gran protagonista ya desde lejos. Su perfecto estado de conservación permite que sea posible visitarlo y la verdad es que merece mucho la pena. De hecho, en el patio de armas se ubica el Centro de Interpretación Medieval “Tierra de la Frontera”.

Liétor, con mucho arte

Este pequeño pueblo no quiso esconderse entre los profundos valles y prefirió situarse en la misma cresta de la montaña. Así, algunas de sus casas miran al cañón del río Mundo casi colgando del propio acantilado. En su interior, Liétor destaca por su patrimonio artístico.

En la lista de lugares a visitar no puede faltar la parroquia de Santiago Apóstol, con un estilo barroco tardío en el que es fácil encontrar detalles del neoclasicismo; el antiguo convento de frailes carmelitas de San Juan de la Cruz, en el que sobresale su claustro de decoración pintada, y, por último, la ermita de Belén, declarada Monumento Histórico Artístico, cuyos murales están considerados la mejor colección de pintura popular del siglo XVIII de nuestro país.

Calle con arcos en Letur.
Calle con arcos en Letur.
Getty Images/iStockphoto

Letur, el pueblo del agua

Y terminamos la ruta en el conocido como el pueblo del agua y solo hay que poner un pie en él para saber el porqué. En el propio pueblo ya encontramos las primeras piscinas naturales de la zona y no hay que irse muy lejos para descubrir algunas más, así como miradores y rutas de senderismo por las que perderse y disfrutar al máximo de la naturaleza.

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