No es un presentador al uso. Bear Grylls, ex marine de la Armada británica, atraviesa pantanos con cocodrilos, escala montañas y se alimenta de todo lo que pilla sin hacerle asco a nada. En la tercera temporada del documental-reality El último superviviente, que emite Discovery Channel, el aventurero visita desiertos y páramos glaciales luchando contra los elementos.

Ésta es su primera entrevista después de sufrir un grave accidente, ¿qué le pasó exactamente?

Estaba liderando una expedición en el Antártico para escalar un pico enorme. La expedición tenía como objetivo promocionar el uso de energías alternativas, por eso estábamos usando jet skis propulsados por bioetanol para explorar la vida de la costa. Habíamos recorrido tres cuartos del camino volando en los kite skis que iban a 50 km/hora y había un viento muy fuerte.

Un viento enorme me tiró al suelo y me golpeé la cabeza. El casco se hizo añicos y me dañé seriamente un hombro. Fue una fractura de grado 4. En estos últimos meses me estoy recuperando corriendo y haciendo yoga. La semana que viene empiezo el rodaje de la nueva serie en Alabama así que veremos cómo me encuentro entonces. Todavía tengo dolores y un hueso desviado, pero no creo que tengamos que tenerlo todo perfecto, es parte de la vida.

¿Cómo controla sus miedos?

En realidad paso mucho tiempo asustado y esto me ha ocurrido gran parte de mi vida, tanto en las fuerzas especiales de la armada británica como rodando "El último superviviente". He aprendido a tratarlo como una emoción que agudiza los sentidos y te ayuda a saber qué hacer.

Siempre estoy muy nervioso cuando hago muchas de las cosas que aparecen en la serie como manejar serpientes venenosas o tratar de saltar encima de grandes cocodrilos o hacer escaladas sin cuerda, pero uso el mido para ser más astuto. Me gustaría llegar a un momento en que no esté asustado, pero eso ya llegará.

La mayoría de los lugares que visita están muy lejos de la civilización. Pero hay muchos lugares modernos donde también es difícil sobrevivir, tiene planes de rodar en lugares habitados o urbanos?

El programa trata de lugares no habitados y qué hacer si uno quiere sobrevivir en ellos. Sin embargo, hemos conocido muchas tribus que viven en todo el planeta como la tribu de los Embera en la jungla de Panamá, los gauchos, los San Bushmen y la tribu Tuvin en Siberia. De momento no hemos hecho nada en un entorno urbano, pero sería sólo un episodio porque el espíritu del programa es qué hacer en lugares salvajes.

Cuéntenos alguna de sus experiencias en Oriente Medio.

Rodamos en la frontera de Irak con Turquía en esta última temporada y tuve un golpe de calor muy serio. Además, nuestra aventura fue increíble porque nos metimos en grandes cuevas en el desierto. Esta temporada iremos a rodar a Arabia Saudí, que seguro que será una experiencia increíble.

¿Cree que el desierto es un buen destino para unas vacaciones de aventura?

Sí, desde luego. He hecho mucha escalada en Omán y adoro toda la región. En esta parte se encuentran uno de los sistemas de waddies y Jebel más extraordinarios, por eso se llamó el "jardín del edén".

Ha rodado en Transilvania donde tuve que hacer frente a un oso y comer excrementos de este animal, ¿cómo fue la experiencia?

La gente no sabe lo salvaje que es Transilvania todavía. Es el último paraje realmente salvaje de Europa. Tiene la población de oso pardo más alta de Europa y es bosque cerrado. Una tarde me topé con un oso pardo enorme. Nos vio y se marchó mientras yo trataba de explicar que su digestión es muy rápida y que si no tienes comida puedes comerte los restos de fruta que han pasado por su estómago.

Puedes ver trozos de semillas y de manzana y yo me estaba comiendo estos restos de sus excrementos, algo desagradable pero que puede salvarte la vida si no encuentras comida. Hice un gran fuego y puse una cuerda con piedras para que me despertara si algún oso andaba rondando.

Estuvo en las fuerzas especiales tres años, ¿qué aprendió de esta etapa?

En las fuerzas armadas buscan gente motivada y disciplinada. Recuerdo que empezamos 180 personas y terminamos siendo sólo 4. Éramos todos gente normal pero capaces de cuidarnos en momentos difíciles. Buscan personas que puedan hacer su trabajo aunque haga frío o estén mojados o asustados. Fue un priviliegio ser parte de esa organización. Me dio confianza en mí mismo.

Ahora que tiene hijos, ¿va a dejar un poco esta vida de aventura?

Necesitaría diez vidas para hacer todo lo que me gustaría. Cuantos más lugares visito y más coaas hago, más cuenta me deoy del maravilloso, frágil y extraordinario mundo en el que vivimos. Mi padre solía decirme "sé la persona más entusiasta de las que conozcas" y la verdad es que siempre he tenido sed de aventura.

Mis hijos y mi familia me comprenden, aunque ahora mi trabajo es menos arriesgado que el de la armada, pero no es el ideal. De todos modos, no les cuento muchas cosas de las que hago. Mi mujer me pregunta "Hacía frío o calor?", yo respondo y volvemos a la vida normal.

¿Qué herramientas utiliza en sus aventuras?
Siempre llevo tres cosas que son importantes para mí. Una que siempre llevo conmigo es una pequeña piedra (de pedernal) alrededor del cuello. En cualquier situación debes poder hacer fuego porque el fuego puede salvar una vida. Te mantiene caliente. Te permite cocinar. Puedes hervir agua. Te mantiene animado y te protege de los animales. Por ello, el fuego es una parte fundamental de la supervivencia.

La otra cosa es una foto de mi familia que llevo en la suela de mi zapato. Para mí, la familia es una parte esencial de lo que hago y son parte fundamental de mi motivación y mi esperanza. Ha habido algunas ocasiones en que me he sentado junto a un árbol en la jungla bajo la lluvia torrencial, sin poder encender un fuego, sin saber dónde estoy y me encanta pasar esos momentos mirando la foto de mi familia. Por eso, llevo su foto en mi zapato.

Siempre pienso que mi fe cristiana es una parte fundamental de mi arsenal de supervivencia. Es un apoyo para mí es momentos difíciles. Es una fe muy íntima y discreta pero ha sido una fuerza real para mí y la considero mi espina vertebral.

De todas las habilidades que ha desarrollado como tocar un cocodrilo con sus manos, ¿cuál ha sido la más útil de todas?

La actitud es la técnica más importante para la supervivencia, más que saber saltar sobre un cocodrilo o manejar a una serpiente gigante. Todas esas cosas se aprenden, pero la actitud es mucho más difícil de desarrollar y es, si te fijas en grandes historias de supervivencia, lo que diferencia a las personas que sobreviven de las que no.

¿Cuál es la peor experiencia que ha vivido en el programa?

Ha habido muchas. Me han mordido muchas serpientes y he saltado sobre un tiburón tigre devorador de hombres de 60 pies. He saltado de una lancha y me he caído de cimas y cataratas. Me he quedado atrapado en una mina de oro y en grietas y me he caído de árboles. Tengo unas cuantas cicatrices, pero un equipo de rodaje estupendo que siempre está preparado para tomar las mejores decisiones en todo momento.

Ha dicho que ha aprendido a controlar su miedo pero, ¿ha habido alguna vez en que le haya dominado?

Sí, recuerdo que en el episodio de Transilvania me metí en una cueva bajo el agua y estaba en un túnel muy estrecho y frío a 500 pies del suelo y por él circulaba agua a gran velocidad. El aire se iba haciendo cada vez más escaso. Tenía una cuerda y me la até y la tiré al equipo, quería ver qué ocurría. Al final localizamos otro canal de aire y no hubo problema, pero me di cuenta de que habíamos tenido suerte y que no es recomendable pasar por ello, fue un poco más lejos de lo que debía...

¿De dónde viene su nombre?

Mi nombre de pila es Edward, pero me llamaban Teddy y de ahí llegó Bear, de Teddy Bear (oso de peluche).

De todo lo que ha hecho para TV, ¿cuál ha sido su experiencia o su momento más inolvidable?

Esta temporada rodamos un programa en el Yukon. Se trata de un lugar enorme y salvaje con montañas gigantescas. Allí me sentí muy pequeño frente a la naturaleza y me di cuenta de que realmente debes usar tu inteligencia para salir de situaciones difíciles.

BIO:  Entró en el Guiness de los Records con 23 años como el británico más joven que ha escalado el Everest. Pasó 3 años dentro de las Fuerzas Armadas británicas y también es autor de varios libros en los que narra sus aventuras.