El miedo a una interrupción "catastrófica" de la aviación paraliza el despliegue del 5G cerca de los aeropuertos de EEUU

Un avión Boeing 737-800 de American Airlines en el aeropuerto nacional Ronald Reagan, en Arlington, Virginia (Estados Unidos).
Un avión Boeing 737-800 de American Airlines en el aeropuerto nacional Ronald Reagan, en Arlington, Virginia (Estados Unidos).
EFE
Un avión Boeing 737-800 de American Airlines en el aeropuerto nacional Ronald Reagan, en Arlington, Virginia (Estados Unidos).

¿Qué hay detrás del grito en el cielo de las aerolíneas estadounidenses con el encendido que tiene lugar este miércoles del 5G de banda C por parte de las telecos Verizon y AT&T? El debate viene ya desde principios de este mes, cuando el secretario de Transporte de Estados Unidos, Pete Buttigieg, y el director de la Administración Federal de la Aviación (FAA), Steve Dickson, instaron a estas empresas a que pospusieran el inicio del servicio.

Aunque inicialmente rechazaron la propuesta, las compañías telefónicas acabaron por aceptar un retraso de dos semanas -después de ya haber aplicado uno previo de 30 días-. Hoy se cumple la fecha y la industria de la aviación seguía asegurando que se enfrentaba a una interrupción inminente y “catastrófica” por el lanzamiento de la nueva red de 5G, según los directores ejecutivos de las principales aerolíneas de EE. UU., que advertían de que este encendido podría “inutilizar una cantidad significativa de aviones de fuselaje ancho”, dejar “varados en el extranjero” a decenas de miles de estadounidenses y causar “caos” en los vuelos del país.

“Esto significa que un día como ayer, más de 1.100 vuelos y 100.000 pasajeros estarían sujetos a cancelaciones, desvíos o retrasos”, añadían los líderes de American Airlines, Delta Air Lines, United Airlines, Southwest Airlines y otras compañías en una carta enviada el lunes, cuyo contenido fue publicado por Reuters.

Afirmaban que se necesitaba “una intervención inmediata para evitar una interrupción operativa significativa para los pasajeros aéreos, los transportistas, la cadena de suministro y la entrega de los suministros médicos necesarios”. En definitiva, en su opinión, “el comercio de la nación se detendrá” con la puesta en marcha del 5G de banda C de Verizon y AT&T.

Recordemos que, además, las aerolíneas no se encuentran en el mejor momento, ya que continúan lidiando con las consecuencias de las cancelaciones generalizadas de vuelos impulsadas por la propagación de la variante ómicron de COVID-19, así como por los temporales invernales que vive Estados Unidos.

Ante esta tesitura, AT&T y Verizon han decidido ceder y retrasar la implementación del servicio 5G de banda C cerca de algunos aeropuertos. “Este acuerdo evitará interrupciones potencialmente devastadoras en los viajes de pasajeros, las operaciones de carga y nuestra recuperación económica”, destacaba el presidente Biden en un comunicado este martes, elogiando la demora de las operadoras inalámbricas.

El resto de la puesta en marcha, más del 90%, seguirá según lo planeado y los funcionarios federales continuarán trabajando con esos transportistas, aerolíneas y fabricantes de aviación para encontrar una “solución permanente y viable”, aunque ni las telecos ni los organismos gubernamentales y privados implicados han dicho cuándo se desplegará el 5G de banda C cerca de los aeropuertos.

Por qué el 5G puede afectar a los vuelos, según las aerolíneas

La preocupación de la industria de la aviación es que el espectro de ondas de aire utilizado por la tecnología inalámbrica de quinta generación -ampliamente conocida como 5G- podría chocar con las señales utilizadas por los radioaltímetros, instrumentos de medición que ayudan a los pilotos a determinar la distancia desde el suelo hasta la parte inferior de una aeronave durante operaciones de baja visibilidad. Estos aparatos miden en el espectro de 4,2 a 4,4 GHz.

Dicho de una manera más sencilla de entender: las aerolíneas sostienen que las nuevas señales de 5G tienen el riesgo de interferir “con el equipo de seguridad en el que confían los pilotos para despegar y aterrizar en condiciones climáticas adversas”. “Los fabricantes de aviones nos han informado de que hay grandes franjas de la flota operativa que pueden necesitar estar indefinidamente en tierra”, decía la carta.

Las aerolíneas pedían que se implementase el 5G en todo el país “excepto dentro de las aproximadamente 2 millas (3,2 km) de las pistas de los aeropuertos” en algunos aeropuertos clave y así lo han cumplido las compañías de telecomunicaciones implicadas.

La FAA dijo el domingo que había autorizado aproximadamente al 45% de la flota de aviones comerciales de EE. UU. para realizar aterrizajes de baja visibilidad en muchos aeropuertos donde se implementará hoy la banda C del 5G y que esperaban “emitir más aprobaciones antes del miércoles”.

¿Cuál es la posición de la industria de las telecomunicaciones?

Tanto Verizon como AT&T insisten desde el inicio de este debate en que las redes 5G “operan de manera segura sin interferencias en casi 40 países” y que, por lo tanto, “harán lo mismo en Estados Unidos”.

No obstante, ambas compañías acordaron el pasado 3 de enero crear zonas de amortiguamiento alrededor de 50 aeropuertos para reducir los riesgos de interferencia y tomar otras medidas para reducir la interferencia potencial durante seis meses.

En enero de 2021, Verizon, AT&T y T-Mobile gastaron casi 80.000 millones de dólares para comprar el espectro de banda C requerido para sus servicios 5G de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC).

La realidad es que empresas de telecomunicaciones de todo el mundo están compitiendo para implementar el servicio. De hecho, las compañías telefónicas han gastado decenas de miles de millones de dólares en actualizar sus redes para acoger la tecnología 5G y, tal y como afirma la presidenta de la asociación que representa a la industria de las comunicaciones inalámbricas en Estados Unidos (CTIA), “retrasar el despliegue un año costaría unos 50.000 millones de dólares en crecimiento económico” a las telecos.

Nos dejaría aún más rezagados frente a decenas de otros países que ya utilizan este espectro, perjudicando la competitividad global de nuestro país y limitaría severamente nuestra capacidad de garantizar que todos los estadounidenses tengan acceso a banda ancha móvil de alta velocidad”, prosigue Meredith Attwell Baker, a la par que descarta un riesgo real del 5G: “Afortunadamente, no parece haber una base científica o de ingeniería válida para justificar un retraso, y hay evidencia abrumadora para respaldar un despliegue rápido”.

La directora ejecutiva de la CTIA se respalda en que “los países han estudiado el uso de este espectro en redes inalámbricas durante más de 17 años” y que en EE. UU. lo ha hecho “extensamente” durante cuatro años la Comisión Federal de Comunicaciones, “la agencia independiente responsable de sopesar la evidencia y tomar estas decisiones”. Nadie ha encontrado “motivos para creer que las operaciones 5G en la banda C causarán interferencias dañinas”.

Finalmente, acusa a la FAA y a la industria de la aviación de “estar buscando detener por completo el despliegue de 5G en Estados Unidos” basándose en un informe que “está plagado de mala ciencia y mala ingeniería”.

Con respecto al cambio de última hora sobre la expansión del servicio en las zonas cercanas a los aeropuertos Harold Feld, vicepresidente senior de Public Knowledge, un grupo de investigación y defensa que recibió fondos de AT&T y Verizon, dijo ayer a The New York Times que “no solo interrumpe los viajes aéreos”, sino que además hace al país “parecer ridículos ante el resto del mundo”.

¿Qué mejoras trae consigo el 5G de banda C?

Primero expliquemos qué es la banda C. Es un conjunto de ondas de radio que operan en un rango de frecuencia entre 3,7 y 3,98 GHz. Esa frecuencia cae bajo lo que se conoce como espectro de banda media.

Si bien AT&T y Verizon -así como T-Mobile- han tenido redes 5G durante un par de años, los dos primeros se han limitado en gran medida a implementar redes de próxima generación utilizando lo que se conoce como espectro de banda baja u onda milimétrica de banda alta.

La banda baja tiene una excelente cobertura, pero sus velocidades suelen ser equivalentes a las de 4G LTE. La mayoría de las personas en AT&T y Verizon están experimentando este tipo de 5G, por lo que la diferencia ha sido mínima para muchos.

La tecnología inalámbrica de quinta generación con espectro de banda media promete ofrecer velocidades de Internet ultrarrápidas, ancho de banda adicional y mayor conectividad. ¿Cómo? A través de un mayor uso del espectro de radio, permite que muchos más dispositivos accedan a Internet móvil al mismo tiempo.

¿Se nota en el uso del día a día? Verizon asevera que espera que las velocidades máximas de descarga en la banda C sean de 1 gigabit por segundo o 10 veces más rápido que 4G LTE.

Sobre todo se nota un salto de calidad cuando juegas a videojuegos en tus dispositivos -se da una menor latencia y una respuesta más rápida-, cuando ves vídeos -que se cargan de manera casi instantánea y no sufren parones- o cuando haces una videollamada -olvídate de la imagen borrosa o del sonido entrecortado-. En general, todo lo que sea ‘en tiempo real’ se verá mejorado.

Pero, y aquí viene ‘el truco’, no todos los dispositivos pueden experimentar estas supervelocidades. Solo unos pocos smartphones tienen el hardware necesario para conectarse a la banda C: los iPhone 12 y iPhone 13 de Apple; los Galaxy S21, Z Flip 3 y Z Fold 3 de Samsung, y los Pixel 6 y 6 Pro de Google. Verizon y AT&T también han confirmado que los iPad con 5G de Apple -el iPad Pro y el iPad mini- también funcionarán con este nuevo servicio. 

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