El primer rover europeo que paseará por la superficie marciana ya está listo: así es el Rosalind Franklin

La gemela de Rosalind en la Tierra, conocida como Amalia, ha salido con éxito de la plataforma en un simulador de terreno marciano en las instalaciones de ALTEC en Turín.
La gemela de Rosalind en la Tierra, conocida como Amalia, ha salido con éxito de la plataforma en un simulador de terreno marciano en las instalaciones de ALTEC en Turín.
ESA
La gemela de Rosalind en la Tierra, conocida como Amalia, ha salido con éxito de la plataforma en un simulador de terreno marciano en las instalaciones de ALTEC en Turín.

Otro hito espacial se acerca. La Agencia Espacial Europea (ESA) ha anunciado el éxito en la primera simulación de descenso de su plataforma del rover Rosalind Franklin. La misión ExoMars pisa fuerte para un lanzamiento en septiembre de 2022.

El rover tiene ya todos sus componentes listos para el despegue hacia Marte “a falta de unos pequeños ajustes finales” previstos este mes. “Estamos convencidos de que se cumplirán los plazos para la fecha de lanzamiento en septiembre”, asegura Pietro Baglioni, líder del equipo del rover ExoMars de la ESA.

La ESA ha hecho las pruebas y simulaciones necesarias para testear que tanto el descenso a la superficie de Marte como el momento en que Rosalind abandone la plataforma de aterrizaje y circule por primera vez por suelo del planeta rojo se lleven a cabo exitosamente, un proceso que en la realidad tardará “varios días marcianos” en completarse. Una vez aterrice, el rover dedicará más de una semana a desplegar sus ruedas y el mástil, entre otras comprobaciones.

“Queda muy poco tiempo para que el rover europeo, que llevará a bordo un laboratorio científico de gran calidad, se una en 2023 al resto de vehículos en Marte”, afirma Pietro Baglioni.

Los ingenieros están utilizando el rover Amalia, el gemelo de Rosalind en la Tierra, para recrear diferentes escenarios y ayudarlos a tomar decisiones que mantendrán seguro el vehículo 'real' en el entorno de Marte.
Los ingenieros están utilizando el rover Amalia, el gemelo de Rosalind en la Tierra, para recrear diferentes escenarios y ayudarlos a tomar decisiones que mantendrán seguro el vehículo 'real' en el entorno de Marte.
ESA

España participa en la misión

Nuestro país ha jugado también un papel importante en la creación de este vehículo, el primer rover europeo que pisará Marte. En concreto, la compañía Thales Alenia Space ha desarrollado y producido en sus instalaciones de Tres Cantos (Madrid) la Electrónica de Control de los Actuadores (ADE).

Estas unidades electrónicas se encuentran en el corazón del sistema de locomoción y controlan los mecanismos que despliegan, giran y dirigen las ruedas del rover Rosalind Franklin de la misión ExoMars. Además de controlar el despliegue de los paneles solares, levantar el mástil de la cámara panorámica y girar el cabezal de la cámara.

Los entresijos del rover Rosalind Franklin

Rosalind se encuentra actualmente en una sala sometida a estrictas condiciones higiénicas en las instalaciones de Thales Alenia Space en Turín, Italia, justo al lado de su compañera de viaje, la plataforma de aterrizaje Kazachok. Después de pasar un examen final en abril, todos los componentes de la nave espacial -rover, módulo de descenso, plataforma de aterrizaje y etapa de crucero- llegarán al lugar de lanzamiento en Baikonur, Kazajistán, para el despegue.

La misión de esta pieza de ingeniería punta es “explorar Marte de forma independiente”. La ESA asegura que el rover está listo para volar al planeta rojo, a falta de unas pruebas menores, donde tendrá como objetivo buscar señales de vida.

Una de sus mejores armas es la tecnología de sus ruedas, que como decíamos se ha desarrollado en España. En el pasado, algunos vehículos enviados a Marte se han quedado atrapados en la arena y el giro continuo de las ruedas puede contribuir a hundirlos aún más. Para evitarlo, Rosalind dispone de un modo de locomoción único llamado ‘wheel-walking’ -es español ‘caminando sobre las ruedas’- que proporciona una buena tracción tanto en suelos blandos y arenosos como en pendientes.

Asimismo, este rover también será capaz de escalar y superar obstáculos -como rocas- tan grandes como sus propias ruedas, gracias al sistema de locomoción formado por seis ruedas metálicas, las cuales proporcionan muy buen agarre, unidas en tres ejes y accionadas de forma independiente por las unidades ADE.

Las unidades ADE cuentan con la electrónica más compleja jamás expuesta al hostil entorno marciano, teniendo que hacer frente a temperaturas oscilando entre los -100ºC por las frías noches marcianas y los +90ºC trabajando a plena luz del día”, subrayan desde Thales Alenia Space. Estas unidades se encuentran en el exterior del rover, mientras que el interior, controlado térmicamente, está reservado al laboratorio científico -donde se analizan las muestras que extrae del suelo hasta 2 metros de profundidad- y a otros subsistemas del rover.

El viaje del rover Rosalind Franklin hasta Marte.
El viaje del rover Rosalind Franklin hasta Marte.
ESA

Por qué es tan importante mantener los plazos

Después de una revisión final a finales de marzo, todos los componentes de la nave espacial se trasladarán al sitio de lanzamiento en Baikonur, Kazajistán, para prepararse para el despegue en un cohete Protón-M, que tiene una ventana entre el 20 de septiembre y el 1 de octubre.

¿Y por qué el tiempo es tan escaso? La mecánica celeste solo admite ventanas de lanzamiento relativamente breves, de diez días cada dos años, para que una nave espacial llegue a Marte desde la Tierra en el menor tiempo posible, es decir, unos nueve meses.

Solo una vez cada 2 años y durante 10 días se puede llegar a Marte en 9 meses.

Marte es el cuarto desde el Sol y el segundo más cercano a nosotros, pero la distancia entre la Tierra y el planeta rojo cambia constantemente a medida que orbitan alrededor del astro rey.

En teoría, lo más cerca que estarían la Tierra y Marte sería cuando el planeta rojo esté en su punto más cercano al Sol y nuestro mundo esté en su punto más lejano. Esto les pondría a ‘solo’ 54,6 millones de kilómetros de distancia. Por el contrario, la máxima distancia posible serían unos 400 millones de kilómetros.

Para hacernos una idea, la distancia máxima a Marte viene a ser 1.000 veces mayor que la que hay entre la Tierra y la Luna, lo que viene a ser 1.000.000 de veces mayor que la distancia que separa la superficie terrestre de las ‘órbitas bajas’ a las que se viaja normalmente.

¿Cómo hacemos el viaje más llevadero? Cada 26 meses, la Tierra y Marte se encuentran en su punto más cercano, ya que la órbita elíptica -alrededor del Sol- del planeta rojo dura algo menos de dos años terrestres, concretamente 687 de nuestros días. Es entonces el momento óptimo para enviar nuestras sondas.

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