Así son los paracaídas que permitirán aterrizar en Marte al primer rover europeo

Imagen de la prueba de extracción del paracaídas.
Imagen de la prueba de extracción del paracaídas.
ESA
Imagen de la prueba de extracción del paracaídas.

El Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA ha realizado una serie de pruebas de extracción de alta velocidad que demuestran la funcionalidad de un nuevo sistema de paracaídas y bolsas de Airborne Systems y de Arescosmo. Estos equipos realizarán una prueba de caída de gran altura a principios de junio para confirmar su efectividad para la misión ESA-Roscosmos ExoMars 2022.

Esta misión cuenta con el rover Rosalind Franklin y con la plataforma de superficie Kazachok, que tiene un módulo de descenso que requiere de dos paracaídas principales. Uno de ellos es de 15 metros de ancho y se desplegará mientras el módulo baja a velocidades supersónicas; el otro es de 35 metros de ancho y se abrirá en una segunda etapa, a velocidades subsónicas.

En las últimas pruebas, el paracaídas de Airborne System trató de corregir el proceso de extracción. Por su parte, el segundo paracaídas, diseñado por Arescosmo, intentó resolver los problemas de las pruebas anteriores con un nuevo diseño de bolsa y un enfoque revisado para plegarse y evitar la torsión.

Según Thierry Blancquaert, el líder del equipo del proyecto ExoMars de la ESA, “ambos tuvieron un muy buen desempeño en las pruebas”. Asimismo, comentó que “las imágenes de vídeo permitieron al equipo de Airborne Systems identificar el momento en el que se produjo el daño y hacer modificaciones en la bolsa y el embalaje del paracaídas”.

En la idea original, el paracaídas había sido embalado dentro de la bolsa alrededor del mortero central. De este modo, al desplegarlo alcanzaba los 360º. Sin embargo, al doblar la banda en dos capas (la primera se abría en una dirección y la segunda en otra a 180º), se demostró que se reducía la tendencia de fricción del dosel que envolvía el mortero.

Ahora, solo queda que el paracaídas de Airborne pase su primera prueba de caída de gran altitud a principios del mes que viene en Kiruna (Suecia). Allí, dos globos a gran altura y módulos de descenso ficticios verán el descenso del paracaídas a una altitud de unos 29 kilómetros.

Por otra parte, Arescosmos, el foco de atención está en el segundo paracaídas, cuyas mejoras ya se implementaron y probaron en diciembre de 2020. Para su próxima prueba a gran altura, incluirán un paracaídas piloto de 3’7 metros, de un tamaño ligeramente menor que el anterior (de 4’5 metros). Con este nuevo tamaño del paracaídas piloto, reducirán energía y fricción.

Posteriormente a la prueba de caída de gran altitud, se realizarán más pruebas de extracción dinámica en tierra en agosto y otro par de pruebas de caída de gran altitud entre octubre y noviembre en Oregón (EE. UU.). Toda esta serie de pruebas dependerán sobre todo del resultado de las que se realizarán en Kiruna.

Este tipo de pruebas de caída a gran altitud suponen una logística compleja y unas condiciones climáticas concretas. Por ello, es muy difícil programarlas con exactitud. No obstante, las pruebas en tierra son más fáciles de realizar en un corto periodo de tiempo.

“Aterrizar sano y salvo en Marte es una tarea notoriamente difícil. Invertir nuestros esfuerzos en esta estrategia de prueba es una parte esencial para asegurar una misión exitosa cuando lleguemos a Marte en 2023", ha explicado Thierry.

Todo este proceso de experimentación cuenta con el apoyo de la Dirección de Tecnología, Ingeniería y Calidad de la ESA, con Thales Alenia Space Italy, con Thales Alenia Space France, con Vorticity y con Arescosmo y Airborne Systems.

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