Todos los hemos hecho: aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid… voy a entrar a la tienda online de turno a ver qué ofertas hay por el Black Friday. La presión de esta fecha ha hecho que hasta comercios ‘de toda la vida’ se vean obligados a subirse al carro de los descuentos en sus establecimientos físicos, si no quieren quedarse sin su parte en estos días de consumo descontrolado.
Porque sí: tal y como señalan muchos expertos, es habitual que las marcas utilicen este momento del año para meternos en la cabeza —y, al final, en los bolsillos— cosas que realmente no necesitamos.
Cada año van a la basura unos 92 millones de toneladas de residuos textiles, el equivalente a enterrar o prender fuego a un camión de ropa por minuto. Tan solo en España se generan más de 900.000 toneladas de residuos textiles cada año, de las que solo se logra reciclar algo más de la décima parte.
Con esta preocupación en mente, la firma de moda sostenible Ecoalf ha lanzado una impactante campaña que muchos madrileños no han podido pasar por alto: bajo el reclamo ‘Add to cart Earth!’, la marca ha plantado en medio de Callao un carrito 3D de proporciones descomunales lleno de ropa usada con el que pretende hacernos reflexionar sobre el consumismo sin sentido.
“Ecoalf no participa en la campaña promocional de Black Friday, una campaña promocional que genera desperdicio, sino que en su lugar quiere mostrar a los usuarios el impacto que sus hábitos tienen en el planeta para cambiarlos”, dicen desde la compañía.
La agencia creativa LightBros ha colaborado en el desarrollo de la campaña internacional de esta firma de moda. Para la recreación 3D del carro lleno de ropa y la integración sobre la acción real, se ha contado con Imascono, un estudio de realidad aumentada y metaverso con amplia experiencia en CGI —siglas de Computer Generated Imagery, término en inglés para ‘imágenes generadas por ordenador’— y en la creación de experiencias en tres dimensiones.
La campaña se ha llevado a diferentes capitales europeas (Madrid, París, Berlín, Milán y Viena).
Una tonelada de ropa
Según la firma de moda, una persona consume de media aproximadamente 15 kg de ropa al año, llegando a un total de hasta una tonelada en toda su vida.
“El Black Friday anima a la gente a comprar cosas que no necesita promocionando el consumo excesivo. Cada clic inconsciente en ‘Añadir al carrito’ añade al planeta cantidades ingentes de ropa que acaba pronto desechada”, sostienen.
Una infografía realizada con prendas usadas muestra el enorme aumento que el consumo en todo el mundo para esta fecha señalada experimentará en diez años: “Si continuamos por este camino, para 2032 podemos esperar un crecimiento global de un 305% en lo que ventas de Black Friday se refiere”.
La firma señala también que, según las estimaciones de la industria, “las prendas de moda rápida se usan menos de cinco veces antes de ser desechadas. El 73% de la ropa desechada se envía a vertederos o se incinera”.
Según Luis Princep, director creativo de LightBros: “Con esta campaña para Ecoalf queremos mostrar de forma impactante que muchas veces compramos más por un hábito impulsivo que por necesidad. Creemos que hacer visible la gran cantidad de ropa que consume de media una persona a lo largo de su vida, podrá ayudar a que nuestras decisiones sean más conscientes y mejores para el planeta”.
En palabras de Carolina Álvarez-Ossorio, CMO de Ecoalf: “Gracias al know how de LightBros, por primera vez, hemos conseguido trabajar con tecnología 3D e hiperrealismo para crear una campaña de concienciación sobre el daño que genera Black Friday mucho más realista para llegar e impactar al consumidor final”.
Una iniciativa similar al otro lado del charco
De manera totalmente paralela, a la vez que en las capitales europeas aparecía es descomunal ‘carrito acusador’, Vestiaire Collective, plataforma de compraventa de moda de lujo, ha impulsado también una acción similar en Nueva York.
Así, ha demostrado que nuestro consumo genera la cantidad suficiente de moda rápida al año como para llenar al día la neoyorquina Times Square. Hablamos de 92 millones de toneladas de ropa.
¿Dónde va a parar la ropa que no se vende?
El 90% restante de la ropa que ya no nos interesa acaba en el vertedero.
En el desierto de Atacama, en Chile, se puede apreciar desde el espacio algo diferente en su paisaje: se trata de una montaña, sí, pero de ropa sin vender. Toneladas de ropa low cost desechada procedente de Europa, Asia y Estados Unidos que acaba en esta zona de Sudamérica.
Otra parte de todo este consumo acaba en Ghana, África, infestando su río y contaminando su playa.
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