Batalla contra los asteroides: ¿pueden convertirse los escombros generados por una misión como DART en un peligro mortal?

El año pasado la NASA demostró que estrellar una sonda contra un asteroide con la velocidad y la fuerza adecuadas puede cambiar su rumbo, logrando desviarlo de su camino a la Tierra en caso de suponer una amenaza. Con lo que no se contaba es con los restos que el choque desprende, que se pueden convertir en el nuevo objeto que nos destruya.
La nave DART de la NASA colisionó contra el asteroide Dimorphos y su órbita se ha desviado en 33 minutos aproximadamente.
La nave DART de la NASA colisionó contra el asteroide Dimorphos en septiembre del año pasado.
Steve Jurvetson vía Flickr
La nave DART de la NASA colisionó contra el asteroide Dimorphos y su órbita se ha desviado en 33 minutos aproximadamente.

La misión DART (Double Asteroid Redirection Test, por sus siglas en inglés) es la primera prueba de defensa planetaria que evita los posibles impactos de asteroides contra la Tierra. En 2021, se lanzó al espacio y, en septiembre del año pasado, se estrelló a toda velocidad contra el asteroide Dimorphos para desviar su trayectoria –lo que supuso el primer ensayo de la humanidad para defender a la Tierra de la colisión de futuros objetos espaciales–.

Fue la primera vez en la historia que se intentó cambiar la trayectoria de un cuerpo celeste, en un intento de proteger a la Tierra de meteoritos similares al que hace 66 millones de años provocó la extinción de los dinosaurios. Pero a día de hoy, los científicos han empezado a estudiar las eyecciones, las rocas y los numerosos fragmentos más pequeños que desprendió el impacto de la misión DART.

En primer lugar, David Jewitt, astrónomo de la Universidad de California en Los Ángeles, utilizó el telescopio espacial Hubble para acercarse a Dimorphos y, sorprendentemente, encontró un "enjambre de unas tres docenas de rocas nunca antes vistas (la mayor de las cuales tiene siete metros de diámetro) alejándose lentamente del asteroide", según Wired.

El científico explica al diario mencionado que se trata de "una nube de metralla a baja velocidad procedente del impacto que se lleva una cantidad importante de masa: unas 5.000 toneladas en cantos rodados". Añadiendo que es "bastante" al considerar que "el impactador en sí pesaba sólo media tonelada" –es decir, explotó una enorme masa de rocas–.

Por otro lado, Philip Lubin, astrofísico de la Universidad de California en Santa Bárbara, publicó un estudio en Nature a principios de año, también utilizando fotografías del Hubble, para obtener imágenes de la eyección. Los datos de la investigación demuestran que los pedazos volaron en una nube en forma de cono, pero con el tiempo, ese cono se convirtió en una cola, no muy diferente de la cola de un cometa.

Asimismo, Lubin sugiere que en lugar de golpear un asteroide y empujar su trayectoria, podrían penetrar su corazón para que la onda de choque resultante lo pulverice: "Descubrimos que, en teoría, podíamos desmantelar a Dimorphos por completo (lo que probablemente desanimaría a la gente) con un interceptor modesto".

¿Los restos del asteroide Dimorphos es una amenaza para la Tierra?

La respuesta es un no, sin embargo, la NASA quiso llevar a cabo esta misión para comprobar su eficacia en un escenario real de desviación de un asteroide.

Entonces, si no es un peligro, ¿por qué tiene tanta importancia las rocas eyectadas de Dimorphos? La NASA rastrea tantos objetos cercanos a la Tierra como sea posible para obtener un tiempo de alerta prolongado, de esta manera, evita cualquier devastación.

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