Anorexia... la pandemia que nadie quiere ver

Es probable que gran parte de las personas que lean este artículo puedan estar viviendo en primera persona, o en un familiar, o en un compañer@ de clase o de trabajo, lo que supone un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA)… ¡incluso muchos sin saberlo! 

Pensamos en la anorexia y se nos vienen a la cabeza imágenes de adolescentes extremadamente delgadas, cuando en realidad ese es el último estadio al que se ven abocados los pacientes, siendo aún muy superior el número de mujeres que hombres, cuando ya la enfermedad ha atrapado absolutamente a la persona, su vida es ya un infierno, e incluso en muchos casos corre peligro. 

Quizá sepamos también que la anorexia tiene, como enfermedad, la mayor tasa de suicidios con gran diferencia de todas las enfermedades mentales. Por estas razones, nos resulta muy difícil pensar a la mayoría de nosotros que pudiéramos acabar padeciéndola o que personas de nuestro más íntimo entorno la sufran. Porque durante mucho tiempo podemos no ver signos físicos evidentes, o conductas con la alimentación, o con el ejercicio físico que nos llamen la atención. ¡Y ahí está el peligro!

Hemos normalizado en nosotros y en los demás, y de una manera socialmente aceptada, estar en una especie de “dieta permanente”

Hemos normalizado en nosotros y en los demás, y de una manera socialmente aceptada, estar en una especie de “dieta permanente”. Y de apuntarse al gimnasio, no como una forma de tener una buena salud física y mental, sino como una manera de mantener o perseguir una estética dictada por los medios de comunicación, la publicidad, las redes sociales, que únicamente buscan en unos cánones de belleza determinados hacer negocio, sin importarles en absoluto, el daño fisiológico y psicoemocional que las perversas estrategias que diseñan para vender sus productos, infligen a millones de personas en el mundo.

Esta distopia entre la realidad y la ficción, potenciada hasta el infinito por las redes sociales, está haciendo que muchas personas, cada vez más jóvenes y también más mayores estén, sin saberlo, en la antesala del camino de acabar padeciendo una enfermedad mental como la anorexia.

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Debemos todos, como individuos y como sociedad, estar muy atentos con nosotros mismos y con los demás, para que si nos reconocemos o a alguien de nuestro entorno en este artículo, decírselo con cariño y naturalidad, y pedir ayuda. ¡Nos va literalmente la vida en ello! Los TCA son ya, por mucho que no lo queramos ver... una pandemia.