La alimentación es solo uno de los pilares que hay que cuidar cuando queremos llevar una vida más saludable, pero es uno de los más importantes. En España es famosa la dieta mediterránea, que durante mucho tiempo marcó el tipo de alimentos que se consumían en nuestro país, pero que cada vez es menos habitual en nuestros hogares. Según datos de la Fundación Dieta Mediterránea, en 2017 ya menos de la mitad de la población la seguía.
Las costumbres cambian, pero hay algunos elementos que permanecen, como es el caso de los embutidos, elaboraciones con siglos de historia y que todavía se pueden encontrar en las despensas y neveras de casi todos los hogares. Cada vez sabemos más sobre estos alimentos y somos conscientes de la importancia de consumirlos solo de manera puntual, por su contenido en grasas y sal. Además, hay algunos que son más saludables que otros.
Embutidos: qué son y tipos
Los embutidos son derivados cárnicos, compuestos por mezclas de carnes sazonados y condimentados con hierbas y especias. Generalmente, se elaboran con carne de cerdo, pero no siempre es así, y se pueden mezclar con otros ingredientes para darle la consistencia y el sabor deseado. Los embutidos son muy típicos de la gastronomía española, son muy diversos y aportan una gran variedad de nutrientes.
Existen diferentes maneras de clasificar los embutidos, una de las más habituales es en función de su ingrediente principal, que hace que se dividan entre embutidos de carne, de vísceras, de sangre o fiambres.
Son ricos en potasio, zinc, magnesio y fósforo, sus propiedades serán mejores si la calidad de la materia prima es mayor, pero a pesar de ello suelen contener una gran cantidad de sal y grasas, por lo que su consumo se recomienda que sea esporádico.
¿Cuáles son los embutidos más aconsejables?
A pesar de los beneficios que los embutidos pueden aportar en nuestras dietas, la OMS (Organización Mundial de la Salud) publicó un informe en el año 2015 en el que se establecía la relación entre el consumo de carnes procesadas y el aumento del riesgo de padecer algunas enfermedades, como el cáncer.
Además, un estudio publicado en la revista científica The Lancet Oncology avisaba del impacto para la salud que puede suponer el consumo de carne roja y procesada. Establecía que cada 50 gramos de carne procesada incrementaba en un 18% el riego de cáncer colorrectal. Con esto la OMS no desaconsejaba el consumo de estos alimentos, pero sí que recomendaba reducir su consumo.
Entre todos los embutidos, destacan algunos que son más recomendables y que los especialistas destacan como más aconsejables frente al resto:
- Jamón cocido extra. Se establece que, cuanto mayor sea el porcentaje de carne que contiene, mayor será su calidad. Un porcentaje cercano al 100% supone una menor cantidad de elementos como azúcares o aditivos.
- Jamón ibérico. Aunque se la considera carne procesada por la salazón y curación a la que es sometido, muchos son los expertos que la diferencias de otras carnes procesadas.
- Pechuga de pavo. Igual que sucede con el jamón cocido, la lista de ingredientes marcará la calidad de este producto, siendo más saludable cuanto mayor sea su porcentaje de carne de pavo.
- Lomo ibérico. Igual que el jamón, el lomo ibérico se somete a un proceso de salazón y posterior curación, contiene menos calorías y menos grasas, lo que lo convierte en uno de los más saludables, aunque siempre recordando que su consumo ha de ser moderado.
Mientras que estos embutidos pueden clasificarse como adecuados para un consumo moderado, hay otros que conviene reducir al mínimo o incluso eliminarlos. Este es el caso de las salchichas frankfurt, cuyo consumo se aconseja que sea mínimo incluso por Harvard, el chóped, cuyo contenido cárnico suele ser muy reducido, o el chorizo, rico en calorías y grasas saturadas.
Referencias
De La Peña, M., MD PhD. (2020). Carnes procesadas: el desafío de la OMS. Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social. https://institutoeuropeo.es/articulos/blog/carnes-procesadas/
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