Así son los fagos, virus que pueden ayudarnos a combatir las superbacterias que causan 4.000 muertes al año en España

  • En España ya existen varios grupos de investigación dedicados al estudio de los bacteriófagos
Imagen de microscópica que muestra un grupo de virus bacteriófagos acoplados en una célula bacteriana.
Un grupo de virus bacteriófagos acoplados en una célula bacteriana.
Graham Beards / WIKIPEDIA
Imagen de microscópica que muestra un grupo de virus bacteriófagos acoplados en una célula bacteriana.
Un grupo de virus bacteriófagos acoplados en una célula bacteriana.
CSIC - WIKIPEDIA

Desde hace unos años, y con motivos para ello, se nos viene advirtiendo de una pandemia más silenciosa y que puede llegar a ser más mortal que la del coronavirus. Se trata de la que pueden provocar las superbacterias, un tipo de bacterias resistentes a los antibióticos tradicionales. Estas superbacterias causan ya al año unas 4.000 muertes al año en España, más de 33.000  en Europa y se espera que el número siga creciendo en los últimos años.

Detrás de este aumento de este aumento de bacterias resistentes a los antibióticos está, sobre todo el mal uso y el abuso que se ha hecho durante años de estos medicamentos, así que, para hacer frente a este problema hay que empezar por hacer un uso más racional de estos fármacos. Pero, paralelamente a las campañas de concienciación, los científicos siguen investigando manera de combatir estas superbacterias, como nuevos fármacos, combinación de antibióticos tradicionales, sistemas de plásmidos o terapias con fagos, un tipo de virus que pueden ayudar a crear nuevos fármacos contra las bacterias multirresistentes.

¿Qué son los fagos y por qué pueden ayudar a combatir las superbacterias?

Los bacteriófagos -conocidos directamente como fagos- son un tipo de virus que infectan solo a las bacterias, de ahí su nombre. Se descubrieron y empezaron a investigarse hace más de un siglo, pero, debido a la aparición de eficaces antibióticos, los investigaciones en torno a ellos quedaron aparcadas hasta ahora.

Se trata de un organismo muy abundante en nuestro planeta, de hecho, como afirman este artículo publicado por el CSIC, “son las entidades biológicas más abundantes del planeta y los predadores dominantes en la biosfera”. De hecho, los encontramos incluso formando parte de la microbiota de nuestro propio organismo.

Los fagos ayudan a combatir las bacterias porque, una vez se hospedan en ellas, las bacterias mueren, de ahí su interés como probables ‘antibióticos’. Pero no solo interesan los fagos en su totalidad -conocidos como viriones- sino también algunos productos codificados por los fagos, como explican desde el CSIC, “en especial las enzimas que rompen la mureína, la envuelta que tienen todas las bacterias a modo de coraza protectora. Estas enzimas se denominan endolisinas y, cuando se utilizan como proteínas purificadas con actividad bactericida, también se les llama “enzibióticos”.

En cuanto a las terapias con enzibióticos, ya se comercializa un fármaco de uso tópico desde hace tres años, el Staphefekt, y hay otros más en fases clínica avanzadas, por lo que es probable que en los próximos años dispongamos de nuevos fármacos de terapia fágica.

Ventajas de la ‘fagoterapia’ sobre los antibióticos tradicionales

Según avanzan las investigaciones en fagoterapia, se van descubriendo las ventajas de este tipo de fármacos frente a los antibióticos tradiciones, más allá de que estén diseñados para combatir bacterias que estos fármacos ya no pueden combatir. Como destacan desde el CSIC, existen dos importantes ventajas:

•Los fagos y los enzibióticos ejercen una acción más específica y rápida, pues solo atacan a las bacterias patógenas causantes de la enfermedad.

•No dañan la microbiota, precisamente porque solo atacan a las bacterias patógenas, dejando el resto intactas.

•Son eficaces contra las bacterias multirresistentes, pues las bacterias no han desarrollado resistencia a fagos y enzibióticos. En general, no hay resistencia cruzada.

Es más difícil que las bacterias creen resistencia contra ellos, en especial contra los fagos. Además de que son muy abundantes y diversos, en la creación los fármacos con fagos enteros se usan varios de ellos, no uno solo, lo que minimiza mucho la probabilidad de que la bacteria tenga tiempo de adquirir mutaciones frente a todos ellos.

•Dado el enorme número y variedad de fagos y su ubicuidad ambiental, se trataría de fármacos rápidos y baratos de producir, además de una fuente casi inagotable para crear nuevos fármacos.

•Esta diversidad permite crear tratamientos más personalizados y adaptados a cada cuadro infeccioso.

Aunque todavía queda mucho por investigar en materia de terapia fágica, los investigadores son optimistas y esperan que en los próximos años se avance mucho en esta materia. En España ya existen varios grupos de investigación dedicados al estudio de los bacteriófagos. Por este motivo se creó FAGOMA (Red Española de Bacteriofagos y Elementos Transductores), una Red de Excelencia para poner en común resultados y de técnicas que faciliten el avance en el conocimiento de estos organismos y en su potencial terapéutico. 

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