El motivo por el que dejas las cosas para el día siguiente: así actúa el cerebro cuando procrastinas

Una persona procrastinadora.
Una persona procrastinadora.
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Una persona procrastinadora.

El refrán dice “nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Sin embargo, muchas personas tienden a incumplirlo y, por ende, a procrastinar. Este verbo que significa “diferir” o “aplazar” está presente en el día a día de millones de individuos… y tiene consecuencias negativas. Dejar todo para el último momento puede dar lugar a trabajos mal elaborados, a estrés y a ansiedad. Pero si genera problemas, ¿por qué se vuelve a repetir?

Un reportaje del medio especializado en salud Medical News Today ha querido arrojar luz sobre los motivos por los que procrastinamos. En el cerebro está la clave y se requiere de fuerza de voluntad para corregir este mal hábito. 

Esto es lo que ocurre en el cerebro cuando procrastinamos

Tal y como señala al medio americano la psicoterapeuta Sharon Greene, el detonante de la procrastinación es la lucha entre el sistema límbico y la corteza prefrontal del cerebro: “El sistema límbico es una parte más mayor del cerebro que es automática y busca placer, así como evitar las cosas que causan aflicción. Por su parte, la corteza prefrontal es una parte más nueva que ayuda a planificar, tomar decisiones y a alcanzar metas a largo plazo. Todos sufrimos en alguna ocasión procrastinación debido al conflicto entre estas dos estructuras de nuestro cerebro”.

Asimismo, un estudio del Departamento de Psiquiatría del Harvard Medical School (Boston), desveló que los procrastinadores habituales tienen una menor conexión con la corteza cingulada anterior, parte del cerebro que asimila información y que está implicada en la toma de decisiones. Además, esta sección cerebral está directamente relacionada con el control cognitivo, según un estudio publicado en la revista Nature Human Behavior

¿Disminuye la procrastinación a medida que cumplimos años?

La respuesta a esta pregunta es compleja. No obstante, la investigación de Anna Rodríguez y Mercè Clariana (Universidad Autónoma de Barcelona) sobre la procrastinación de los estudiantes universitarios muestra que la edad es un factor clave. De hecho, el estudio señala que en la etapa universitaria la procrastinación solo depende de la edad, en ningún caso del curso académico que se está estudiando.

“Se ha analizado el efecto de la edad sobre la demora académica y los resultados muestran que los alumnos menores de 25 años procrastinan significativamente más que los alumnos de mayor edad”, explican.

Además, las autoras hacen hincapié en el papel de la corteza prefrontal, sobre todo a edades tempranas. En el caso de los adolescentes, por ejemplo, esta parte del cerebro aún se encuentra en proceso de maduración, por lo que es más habitual que procrastinen.

Por otro lado, un estudio de 2022 sobre la procrastinación en estudiantes de universidad a nivel global determinó que el 75% son procrastinadores, con diferentes niveles, eso sí. Asimismo, los expertos concluyeron que los estudiantes que procrastinan se caracterizan por tener altos niveles de ansiedad, depresión y estrés (en los casos más leves). Por si esto fuera poco, los casos de procrastinación severa implican efectos negativos en el trabajo, los estudios, actividad física, dieta, descanso y rutinas de sueño. 

Trucos para no dejar las cosas para el día siguiente

Sharon Greene tiene claro que pensar en los efectos negativos de la procrastinación ayuda a no cometerla. “Imagina cómo te sentirás haciendo una determinada tarea a última hora, incluyendo estrés, agotamiento y la posibilidad de no completarla a tiempo. Para algunas personas, esta visualización puede ser suficiente para empezar a hacer la tarea”, explica, añadiendo que es bueno darse una recompensa a uno mismo tras completar cada tarea, o un determinado paso de la misma.

La experta en autoestima y productividad Nathalie Plamondon-Thomas aconseja también bloquear cualquier dispositivo que pueda distraernos, como pueden ser los móviles. 

Asimismo, un estudio de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) demostró que poner plazos límites puede ser una herramienta eficaz: los participantes en la investigación demostraron tener más probabilidades de completar una tarea con un plazo límite de una semana que aquellos que tenían un plazo de un mes.

Referencias

-Corrie Pelc, Why do we procrastinate? Experts explain the science MedicalNewsToday (2022). Consultado online en https://www.medicalnewstoday.com/articles/why-do-we-procrastinate-experts-explain-the-science el 31/10/2022.

-Bush G, Vogt BA, Holmes J, Dale AM, Greve D, Jenike MA, Rosen BR. Dorsal anterior cingulate cortex: a role in reward-based decision making. Proc Natl Acad Sci U S A (2022). DOI: https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.012470999.

-Camprubí, Anna & Muntada, Mercè . Procrastinación en Estudiantes Universitarios: Su Relación con la Edad y el Curso Académico. Revista Colombiana de Psicología (2017). DOI: 26. 45. 10.15446/rcp.v26n1.53572.

-Rozental A, Forsström D, Hussoon A, Klingsieck KB. Procrastination Among University Students: Differentiating Severe Cases in Need of Support From Less Severe Cases. Front Psychol (2022) DOI: 10.3389/fpsyg.2022.783570. PMID: 35369255; PMCID: PMC8965624.

-Procrastination part three: how to eliminate distractions. LinkedIn (2021). Consultado online en https://www.linkedin.com/pulse/procrastination-part-three-how-eliminate-distractions-nathalie/ el 31/10/2022.

-Knowles, S., Servátka, M., Sullivan, T. & Genç, M. Procrastination and the non-monotonic effect of deadlines on task completion. Economic Inquiry, 60( 2), 706– 720 (2022). DOI: https://doi.org/10.1111/ecin.13042.

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