Enfermedad del beso: qué es, síntomas y tratamiento

Mononucleosis o Enfermedad del Beso
Mononucleosis o Enfermedad del Beso
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Mononucleosis o Enfermedad del Beso
Nuria Martín

Dra. Nuria Martín

  • Médico de Familia en Aleila y en Urgencias del Hospital de Torrejón de Ardoz, y miembro de Doctoralia.

La mononucleosis infecciosa, también llamada “enfermedad del beso”, es una infección viral causada en el 90% de los casos por el virus de Epstein-Barr, aunque también puede ser producida por el Citomegalovirus o el Toxoplasma gondii. Aunque puede afectar a cualquier edad, es más frecuente entre escolares y adolescentes, y aparece en cualquier época del año, independientemente del tiempo.

La vía de contagio principal es a través de secreciones de la vía respiratoria (saliva), de ahí su nombre, por lo que puede contraerse al besar, al toser, al estornudar o al compartir vasos y utensilios con personas que padecen la enfermedad. Otra vía de contagio mucho menos frecuente es a través de la sangre por transfusiones sanguíneas.

Síntomas de la enfermedad del beso

El periodo de incubación de la enfermedad, es decir, el tiempo que transcurre desde la infección por el virus hasta que aparecen los síntomas, suele durar entre 10 y 50 días. Tras este tiempo los síntomas se desarrollan de manera gradual, de forma que al inicio aparecen malestar general, dolor de cabeza, dolor muscular y pérdida de apetito.

Posteriormente, se desarrollan los síntomas más característicos, como son la fiebre elevada, la inflamación de los ganglios linfáticos del cuello, y el dolor de garganta y de amígdalas. Otros síntomas que pueden aparecer son el aumento del tamaño del hígado y/o bazo, la afectación ocular como conjuntivitis aguda, el edema de los párpados y las manchas rojizas en el paladar, por lo que conviene estar atentos. 

Es característica la aparición de un rash, es decir, una erupción cutánea corporal, que aparece en el contexto de infección por virus Epstein-Barr y toma de antibiótico como la ampicilina y la amoxicilina, que en ocasiones se indica ante la sospecha de faringoamigdalitis aguda.

En general, los síntomas desaparecen entre 2 y 4 semanas, aunque la inflamación de los ganglios linfáticos, del hígado y del bazo puede persistir durante más tiempo y requieren cierto control médico. 

Diagnóstico clínico

El diagnóstico es clínico, basándose en una historia clínica detallada y una exploración física que muestre la presencia de placas grisáceas en las amígdalas y la inflamación de los ganglios linfáticos, así como el hígado y el bazo aumentados de tamaño en algunas ocasiones. 

En caso de dudas diagnósticas o complicaciones, se realizará analítica sanguínea, cuyas alteraciones más frecuentes son la elevación de la cifra de leucocitos en sangre con predominio de linfocitos atípicos y la elevación de transaminasas cuando hay afectación hepática. También pueden emplearse estudios serológicos que demuestren la presencia de anticuerpos contra el virus Epstein-Barr.

El tratamiento es sintomático, es decir, dirigido al control de los síntomas, ya que no existe un fármaco específico que destruya al virus. Debe basarse en reposo, ingesta adecuada de líquidos y administración de analgésicos como paracetamol o ibuprofeno en caso de fiebre o dolor. Si existe esplenomegalia (inflamación del bazo) deben evitarse la actividad física y el deporte de contacto durante el primer mes debido al riesgo de rotura de dicho órgano, lo que podría ser mortal. 

Los antibióticos no son eficaces para tratar esta enfermedad y, como comentábamos, pueden producir además erupción cutánea. 

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