¿Qué es el trastorno de apego reactivo? Cuando el vínculo entre el niño y el cuidador no se desarrolla

  • Se diagnostica en la primera infancia y se caracteriza por conductas inhibidas y emocionalmente retraídas hacia los cuidadores.
  • Es un trastorno psiquiátrico sumamente raro que afecta a menos del 1% de los niños.
El trastorno de apego reactivo pertenece al grupo de los trastornos relacionados con el trauma y el estrés.
El trastorno de apego reactivo pertenece al grupo de los trastornos relacionados con el trauma y el estrés.
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El trastorno de apego reactivo pertenece al grupo de los trastornos relacionados con el trauma y el estrés.

Poco conocido para el gran público el trastorno de apego reactivo, también llamado RAD por sus siglas en inglés (reactive attachment disorder) pertenece al grupo de los llamados trastornos relacionados con el trauma y el estrés, que incluyen también el trastorno por estrés postraumático (TEPT) y el trastorno por estrés agudo.

Mientras el TEPT y el trastorno por estrés agudo se caracterizan por un conjunto de cambios adversos cognitivos, de comportamiento y emocionales que ocurren después de la experiencia de uno o más eventos traumáticos; el RAD tiene unas señas de identidad diferentes: se diagnostica solo en niños y se caracteriza por conductas inhibidas y emocionalmente retraídas hacia los cuidadores del niño.

Es importante dejar claro que el RAD es un trastorno psiquiátrico sumamente raro que afecta a menos del 1% de los niños, sin embargo esta incidencia se incrementa significativamente (hasta el 40%) entre los niños que han sufrido un abandono extremo o que han vivido en instituciones de acogida.

Por tanto, el trastorno de apego reactivo es mucho más común entre niños que han recibido muy poca atención, que no han visto satisfechas sus necesidades emocionales básicas de comodidad, estimulación y afecto por parte de los adultos cuidadores, que han cambiado en repetidas ocasiones de cuidadores (como pueden ser los niños que viven en casas de acogida) o que han sido criados en entornos inusuales como los orfanatos.

¿Qué caracteriza al trastorno de apego reactivo?

El Child Mind Institute, principal organización norteamericana independiente y sin fines de lucro dedicada desde hace años a los trastornos de salud mental de los niños, señala que: “Los niños con trastorno de apego reactivo no forman el vínculo estrecho que se desarrolla normalmente entre un niño y sus cuidadores. Los niños con trastorno de apego reactivo parecen tristes, temerosos o irritables y les cuesta interactuar con los demás. Cuando están enojados, los intentos de los adultos por hacerlos sentir mejor no los consuelan”.

Además, incide en que es un trastorno poco común, que solo se diagnostica en niños que tienen entre nueves meses y cinco años y que suele presentarse en pequeños que han sido extremadamente descuidados o maltratados, que no han establecido vínculos saludables con los padres o personas responsables del cuidado ni han visto cubiertas sus necesidades básicas de comodidad, afecto y nutrición.

“Sucede a menudo en niños que han sido sometidos a un abandono u abuso extremo, o que experimentaron cambios repetidos en los cuidadores que les daban oportunidades limitadas para formar apegos selectivos. El diagnóstico se limita a niños entre edades de 9 meses y 5 años que no satisfacen los criterios para el trastorno del espectro autista, pero que es una afección que dura toda la vida que causa dificultades significativas interactuando tanto con adultos como con pares”, expresan.

¿Cuáles son los síntomas?

Como ya hemos mencionado el trastorno de apego reactivo comienza en la primera infancia. Los especialistas destacan entre los principales síntomas:

- No sonreír o mostrar afecto y sonrisa de forma limitada.

- Aspecto triste y desganado.

- Estar irritable sin motivo aparente.

- Conducta triste, temerosa, inhibida o introvertida, especialmente cuando está cerca de sus cuidadores.

- No sentirse mejor cuando una persona intenta consolarlo.

- Calmarse más fácilmente cuando lo dejan solo y no está en presencia de un adulto.

- Incapacidad de pedir apoyo o ayuda.

- No mostrar interés o mirar a otras personas a su alrededor.

- No reaccionar cuando un adulto lo coge.

- Falta de participación en actividades interactivas como el juego del escondite o el “cucu-trás”.

¿Cómo se diagnostica?

Según indica el Child Mind Institute, los niños reciben un diagnóstico de trastorno de apego reactivo únicamente cuando tienen entre nueve meses y cinco años de edad. “El médico se asegurará de que el niño no tenga autismo antes de diagnosticar el trastorno de apego reactivo, ya que ambos trastornos tienen algunos síntomas similares”, explican. Todas las señales anteriormente citadas serán claves en este diagnóstico. Sin embargo, la institución también aclara que no todos los niños que sufren maltrato o abandono desarrollan el trastorno de apego reactivo.

¿Cuál es el tratamiento?

Al diagnosticarse este trastorno cuando los niños son tan pequeños, la terapia debe involucrar tanto al pequeño como a los padres o cuidadores principales. Por lo general, se combinan varias terapias diferentes, entre las que se incluyen tal y como señala el Child Mind Institute:

- Psicoterapia individual para el niño y a veces también para los padres o cuidadores.

- Terapia familiar para el niño, hermanos y padres.

- Capacitación para padres/cuidadores para enseñarles cómo ayudar al niño a vincularse con ellos.

- Aprendizaje de interacciones positivas entre el niño y las personas responsables del cuidado, así como la creación de un ambiente de crianza estable.

Además, hay que tener en cuenta que los niños que sufren este trastorno también pueden tener retrasos en el desarrollo y en su crecimiento físico. Los niños mayores pueden correr el riesgo de desarrollar trastornos alimentarios, problemas de ira, depresión, ansiedad, problemas en la escuela y abuso de drogas y alcohol en el futuro.

Por su parte, el Libro de Salud Familiar de la prestigiosa Mayo Clinic (centro médico académico estadounidense sin ánimo de lucro) insiste en que sin tratamiento, el trastorno reactivo de la vinculación puede continuar durante varios años y tener consecuencias de por vida.

“Algunas investigaciones sugieren que algunos niños y adolescentes con trastorno reactivo de la vinculación pueden presentar rasgos de insensibilidad emocional que pueden comprender problemas de comportamiento y crueldad hacia personas o animales. Sin embargo, es preciso realizar más investigaciones para determinar si los problemas observados en niños mayores y en adultos se relacionan con experiencias del trastorno reactivo de la vinculación en la primera infancia”.

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