Así funcionan las terapias asistidas con animales: "Tanto la persona como el animal obtienen un beneficio"

Las terapias con animales se centran en la respuesta positiva y la conexión emocional.
Las terapias con animales se centran en la respuesta positiva y la conexión emocional.
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Las terapias con animales se centran en la respuesta positiva y la conexión emocional.

Desde los albores de la humanidad, las personas hemos establecido relaciones y vínculos de diversa naturaleza con los animales. A lo largo de la historia, han sido guardianes, compañeros de trabajo y también nuestros amigos. Más recientemente, no obstante, estamos descubriendo algo nuevo: que pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud.

"No todo lo que se llama terapia lo es"

Cuando hablamos de terapias con animales lo primero que hay que aclarar, tal y como explica a 20Minutos Nuria Máximo, coordinadora de la cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos, es la terminología. "No todo lo que se llama terapia lo es", arranca.

"El término más amplio es el de Intervención Asistida con Animales (IAA). Este término "paraguas" incluye la terapia asistida con animales, la educación asistida con animales y las actividades asistidas con animales (AAA). Para que sea terapia, debe haber un terapeuta (o lo que es lo mismo, un profesional del ámbito de la salud) especializado en IAA; un guía y un animal seleccionado, entrenado y cuidado para ese fin; y unos objetivos terapéuticos, como en cualquier tratamiento", aclara.

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Una vez delimitado este punto, Máximo detalla algunas enfermedades en las que la terapia asistida con animales (que es el ámbito concreto de este artículo) ha demostrado tener efectos beneficiosos. "La terapia asistida con animales se ha venido utilizando en distintas patologías, desde las enfermedades mentales como la esquizofrenia (que fueron de las primeras patologías en las que se investigó este aspecto) a trastornos del ánimo como la depresión o la ansiedad,  problemas de relaciones sociales en personas mayores institucionalizadas (uno de los campos más investigados) o también patologías de origen físico o neurológico como por ejemplo lesiones traumáticas, la esclerosis múltiple, el TDAH o la parálisis cerebral", cuenta.

Sin embargo, puntualiza que "Lo importante en este tipo de terapias es pensar no tanto en las patologías 'diana', si no en los posibles objetivos terapéuticos: reducción del dolor, mejora de los niveles atencionales o mejorar las habilidades sociales, por poner tres objetivos muy diferentes que se suelen trabajar".

"Los animales también deben obtener un beneficio"

Teniendo esto en cuenta, para este tipo de terapias se seleccionan animales con estas metas en mente. "La terapia asistida con animales se fundamenta en la vinculación y las relaciones que se establecen entre las personas que participan en el proceso y el animal", apunta Máximo, "por lo que tanto tanto las personas usuarias de la intervención como los animales deben obtener un beneficio".

Así, desarrolla, "no deben participar animales que no disfruten del contacto con las personas, de los cambios de entornos o del uso de los materiales y mucho menos que su aprendizaje implique una pérdida de las conductas que le son propias de su especie o le dañen como individuo".

"De este modo", prosigue, "todas las intervenciones asistidas con animales, incluidas la terapias, deben desterrar el uso de animales salvajes, como animales marinos o rapaces por ejemplo. Los animales deben ser evaluados para comprobar que a nivel individual presenten disposición y gusto por participar: entre los adecuados solemos encontrar perros, caballos y en menor medida gatos y conejos".

"Los animales logran una conexión rápida e intensa con la terapia"

Como es lógico, si las terapias asistidas con animales van creciendo en uso e implantación es porque se fundamentan en unos principios científicos que dan cuenta de su idoneidad.

A este respecto, la experta explica que "lo que sabemos hasta ahora es que los animales consiguen una conexión más intensa y rápida con las terapias y por lo tanto con los terapeutas expertos en la materia: junto con los guías caninos o equinos, pueden conseguir más fácilmente los objetivos terapéuticos".

En buena parte, esto tiene que ver con la respuesta emocional que los animales suscitan en muchas personas: "La motivación y la experiencia emocionalmente intensa y positiva que generan los animales hace que sean posibles muchos de los resultados obtenidos, que a veces no hay otro modo de llegar a ellos".

A pesar de ello, advierte, se trata de un área relativamente joven y aún quedan muchas incógnitas por resolver: "Aún nos queda mucho camino para entender con todo detalle el proceso por el cual funcionan, cuánto perduran los efectos, cómo determinar la cantidad de las sesiones y además, cómo impactan las sesiones en el beneficio de los animales participantes, cómo gestionar mejor en ellos las situaciones más duras, cómo impacta a la larga en su salud el constante contacto con la enfermedad y el dolor emocional que muchos de ellos soportan. Sabemos que un buen guía minimiza todo ello, pero, aún nos queda mucho por conocer", reconoce.

"Algunos pacientes llegan a cambiar su percepción sobre los animales"

Dado que, como hemos visto, en buena parte la eficacia de las terapias asistidas con animales se basan en la respuesta emocional que los animales pueden llegar a provocarnos, es importante tomar en consideración las características de la persona a la que estamos tratando.

Esta experta, que señala que tiene un trasfondo profesional como terapeuta profesional, hace una analogía entre las terapias asistidas con animales y esta rama: "En nuestra profesión", afirma, "partimos de los gustos e intereses de la persona para desde sus fortalezas mejorar o compensar sus dificultades y así lograr los objetivos terapéuticos".

"Evidentemente", prosigue, "la motivación intrínseca, la que surge de la propia persona, es fundamental para la adherencia al tratamiento y para la consecución de los objetivos".

Sin embargo, esto no significa que algunas personas no puedan obtener ciertos beneficios inesperados de las terapias asistidas con animales. "En mi experiencia, incluso cuando los animales no son una primera opción de la persona (siempre que no haya fobias) la correcta presentación de las sesiones, el manejo adecuado de un guía experto y un terapeuta bien formado son capaces de lograr que la persona pueda trabajar y aprender de la terapia e incluso llegar a cambiar su percepción inicial sobre ellos", concluye Máximo.

"A veces sólo quienes pueden pagar estas terapias pueden realizarlas"

Así, no es de extrañar que esta estrategia terapéutica esté en auge. Así lo expresa Máximo: "Desde que conozco este tipo de terapias, hace más de 20 años, no ha dejado de crecer en número y diversidad tanto las personas que se dedican a ello como las personas destinatarias y los animales involucrados".

Por desgracia, este crecimiento no siempre se ha visto correspondido desde el punto de vista normativo: "la regulación del sector", comenta la experta, "no ha llegado aún ni en el ámbito de la formación de los profesionales de la salud humana ni del ámbito del guía/técnico canino/equino ni en otros muchos aspectos".

Esta falta de regulación representa uno de los principales problemas que plagan las terapias asistidas con animales. "Es un riesgo latente", admite, "porque estamos hablando de la salud de personas y animales implicados. Por lo tanto, puede haber mala praxis que conlleve maltrato animal y posibles problemas como caídas de un caballo, efectos rebote a nivel conductual, mal trabajo del duelo y cierre de los programas que podrían tener severas consecuencias en la salud en personas con fragilidad emocional...".

"Por otro lado", apostilla Máximo, "es un tipo de terapia que actualmente pertenece al ámbito privado o por programas dentro del sector público que se mantienen por financiación privada. Esto hace que en muchos casos sólo aquellas personas que pueden permitirse el pago de las terapias pueden realizarlas". Aún así, argumenta que "El sector de las intervenciones asistidas con animales, que en su mayoría es sabedor de ello, busca formas de autofinanciarse para que los pacientes no tengan que hacer el desembolso, o al menos no en su totalidad".

Afortunadamente, y pese a estos obstáculos, la tendencia parece indicar que la popularidad y la implantación de las terapias asistidas con animales no va a disminuir en el futuro próximo. Por ello, es preciso seguir trabajando para optimizar estas estrategias y que un número cada vez mayor de personas pueda beneficiarse de ellas.

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