El ejercicio físico podría aumentar las probabilidades de ictus en algunas personas: este es el perfil de riesgo

Ejercicio en casa
Ejercicio en casa
Getty Images/iStockphoto
Ejercicio en casa

No cabe duda de que el ejercicio físico es fundamental para una buena salud y que es una parte importantísima de una vida saludable. Con todo, existen algunos casos excepcionales en los que la actividad física intensa puede estar desaconsejada.

De hecho, un nuevo estudio publicado en la revista académica Physics of Fluids ha encontrado que el ejercicio podría inducir un ictus en las personas con las arterias bloqueadas.

Estenosis y ejercicio físico

Tal y como explican sus autores, adscritos al Instituto Indio de Kharagpur, las carótidas son dos grandes arterias situadas a los lados de nuestro cuello que se encargan de transportar la sangre a nuestro cerebro y a los tejidos de nuestro rostro. En algunas personas, la grasa, el  colesterol y otras partículas pueden acumularse en estos conductos, formando una placa que estrecha la arteria. Esta condición se denomina estenosis, y es peligrosa porque limita el flujo de sangre al cerebro incrementando el riesgo de que se produzca un ictus.

En las personas sanas, la frecuencia cardíaca elevada por el ejercicio físico estabiliza la fuerza ejercida sobre la pared arterial, reduciendo el riesgo de estenosis. Sin embargo, las cosas pueden ser diferentes para las personas que ya padecen estenosis.

Un modelo informático que simulaba el flujo sanguíneo en personas con bloqueos leves (del 30%) y moderados (del 50%) con una frecuencia cardíaca de 140 latidos por minuto (normal en condiciones de ejercicio físico) mostró que estas condiciones son efectivamente beneficiosas para las personas sanas o con bloqueos leves, pero ofreció resultados preocupantes para los pacientes con bloqueos moderados.

Empezar poco a poco

En estas personas, el ejercicio físico aumentaba de manera significativa el estrés en el área de la estenosis, lo que aumenta las probabilidades de una ruptura de la placa. Cuando esto sucede, las porciones de la misma pueden fluir hacia la cabeza y bloquear una arteria más estrecha en el cerebro (ictus isquémico).

Los resultados no son inmediatamente extrapolables a los humanos, pese a que parecen apuntar en la misma dirección que otras evidencias previas que habían apuntado a la frecuencia cardíaca elevada (en reposo) como un importante factor de riesgo de ictus.

Sea como sea, sí que parece incidir en la importancia de que los pacientes con riesgo cardiovascular importante personalicen sus programas de ejercicio, optando (especialmente en las primeras etapas) por modalidades ligeras so moderadas antes de progresar a otras más intensas a medida que el médico certifica que su salud cardiovascular mejora.

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