Las siete cosas que puedes hacer para prevenir un ictus, según los expertos de Harvard

Una mujer realiza ejercicio físico, en una imagen de archivo.
Una mujer realiza ejercicio físico, en una imagen de archivo.
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Una mujer realiza ejercicio físico, en una imagen de archivo.

Las enfermedades cardiovasculares son actualmente la primera causa de muerte en el mundo; sin embargo, en la mayoría de los casos están fuertemente asociadas con factores del estilo de vida enteramente modificables. Es decir, que la mayoría de los casos se podrían prevenir.

Estos son algunos consejos que ofrecen los expertos de la Universidad de Harvard para prevenir uno de los accidentes cardiovasculares más graves, el ictus o infarto cerebral.

Baja tu tensión arterial

La hipertensión es uno de los factores de riesgo más importantes, doblando o incluso cuadruplicando las probabilidades de una persona de sufrir un ictus. 

La meta es lograr una tensión sanguínea por debajo de 120/80. No obstante, puede haber razones por las que el médico puede marcar otros objetivos, en función de tus características clínicas.

En cualquier caso, puedes lograr reducir tu tensión arterial reduciendo la sal en la dieta (lo ideal sería colocarte por debajo de la media cucharada de té diaria), evitando los alimentos altos en colesterol, dejando de fumar, practicando ejercicio físico de manera habitual y en general manteniendo una dieta saludable. En ciertas instancias, puede ser necesaria la administración de medicamentos antihipertensivos.

Pierde peso

La obesidad y el sobrepeso, así como las complicaciones que traen asociadas, aumentan con mucho el riesgo de sufrir un ictus. Lo mejor de todo es que, aunque lo ideal es situarse bajo el umbral del sobrepeso clínico, cualquier pérdida de peso disminuye el riesgo de complicaciones cardiovasculares.

Las dos principales medidas que pueden ayudarnos a reducir el peso corporal son la actividad física habitual y el mantenimiento de una dieta saludable, que no nos aporte un superávit calórico teniendo en cuenta nuestro nivel de actividad física.

Haz ejercicio

Incluso si tu tensión sanguínea y tu peso corporal están dentro de los valores menos peligrosos, el ejercicio reduce en sí mismo el riesgo cardiovascular. Idealmente, se recomienda realizar ejercicio moderado al menos cinco días cada semana.

Por ejemplo, un ejercicio moderado fácil de realizar es dar un paseo de unos pocos kilómetros, llegando al nivel en el que haga falta cierto esfuerzo para respirar pero aún sea posible hablar normalmente. También es aconsejable usar las escaleras en lugar del ascensor, o realizar pequeñas sesiones de 10 o 15 minutos cada día.

Si bebes, hazlo con moderación

El alcohol resulta muy dañino para varios aspectos de la salud; por ejemplo, el consumo de cualquier cantidad de alcohol aumenta las probabilidades de padecer cáncer. Por ello, lo más recomendable es no beber nada de alcohol.

Sin embargo, muchas personas toman la decisión de beber. En lo que concierne al riesgo cardiovascular, que también se incrementa por el consumo de alcohol, la clave está en la moderación. Evitar más de una bebida al día, y a ser posible escoger el vino tinto, pues pese a su contenido en alcohol contiene polifenoles, que tienen un efecto cardioprotector (los polifenoles también están presentes en los frutos rojos, el tomate o el mosto, que siempre serán más recomendables que una bebida alcohólica).

Tratar la fibrilación atrial

La fibrilación atrial es una forma de latido irregular que provoca la formación de coágulos en el corazón. Esos coágulos pueden después viajar hasta el cerebro, provocando un ictus. La fibrilación atrial es un problema serio: multiplica nada menos que por cinco las probabilidades de sufrir un ictus.

Si padeces síntomas como palpitaciones cardíacas o falta de aliento, acude a un profesional para que haga las pruebas oportunas. Si padeces fibrilación atrial, podría recetarte medicamentos anticoagulantes.

Trátate la diabetes

Tener alta la glucosa en sangre daña los vasos sanguíneos con el tiempo, haciendo más probable la formación de coágulos sanguíneos en su interior. Por ello, condiciones como la diabetes de tipo II (o diabetes del adulto) suponen un factor de riesgo cardiovascular importante.

La cantidad de glucosa en la sangre puede controlarse empleando estrategias como la dieta, el ejercicio físico o los medicamentos.

Deja de fumar

Fumar aumenta el riesgo isquémico de varias maneras diferentes. Aumenta la viscosidad de la sangre, y facilita la acumulación de placa arterial. Junto con una dieta saludable y ejercicio regular, dejar el hábito de fumar es uno de los cambios en el estilo de vida más beneficiosos para la salud y para el riesgo cardiovascular.

Dejar de fumar puede ser muy difícil. La mejor manera de hacerlo es consultarlo con el proveedor de salud, que puede prescribir ayudas como los parches de nicotina o las píldoras de nicotina, terapia u otros medicamentos.

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