Así es como los eventos en la vida de tus abuelos pudieron dejar huella en tu salud

Un anciano paseando, en una imagen de archivo.
Un anciano paseando, en una imagen de archivo.
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Un anciano paseando, en una imagen de archivo.

Durante muchos años, se ha pensado que el código genético constituye el principio y el fin de la herencia genética, y que definía casi con absoluta exactitud las características de cada persona.

A día de hoy, se considera que esta concepción está obsoleta. Sabemos que existen una serie de marcas químicas que, unidas a secciones clave de la secuencia genética, no sólo afectan a la manera en la que los genes se leen sino que pueden cambiar en función de factores ambientales. Y no sólo eso, sino que podrían transmitirse de una generación a la siguiente.

Bautizado como herencia epigenética transgeneracional, esta podría ser una ruta por la que la salud, el estilo de vida o incluso el ambiente en el que se criaron dos personas condicionan el desarrollo y la salud de sus descendientes a través de las generaciones.

Experimentos en gusanos

En la actualidad, entendemos bien los cambios epigenéticos. Son los mecanismos que están detrás los que aún no han sido revelados.

Con el fin de arrojar luz sobre ellos, un equipo de investigadores decidió analizar en nematodos (gusanos) si las modificaciones realizadas artificialmente en estas marcas epigenéticas se transmitían a la descendencia a través de los gametos (células sexuales).

Así, tal y como detallan en un artículo publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), concretamente los investigadores eliminaron selectivamente en gametos de C. elegans (especie de nematodo usada en el experimento) un serie de marcas epigenéticas en histonas (una histona es una proteína alrededor de la cual se enrolla el ADN, que es una molécula muy larga, de manera que quepa en el núcleo de la célula) que hacen que el ADN se enrosque más densamente, haciendo imposible la lectura y la expresión de ese gen. A continuación, fertilizaron óvulos con el esperma modificado.

Analizando los niveles de actividad de los genes afectados por esos cambios en los descendientes, encontraron que algunos (no todos) de ellos se habían activado, lo que significa que ciertas marcas epigenéticas se conservaron tras la fertilización.

Algunas pistas en los seres humanos

Con todo, que esto suceda en nematodos no dice demasiado sobre los seres humanos. Experimentos previos sugieren que en estos animales los cambios epigenéticos se transmiten a lo largo de un número elevado de generaciones, pero la evidencia de que esto suceda en las personas es mucho más escasa.

Sí que se ha relacionado, en seres humanos, el acceso de los abuelos a los alimentos con la salud de los nietos, dos generaciones más adelante. También se ha asociado el hábito de fumar en las madres con un mayor riesgo de asma en los niños, e incluso que los acontecimientos en la infancia temprana pueden dejar marcas epigenéticas permanentes.

Sin embargo, no existe por ahora ninguna evidencia de una transmisibilidad directa, en parte por las limitaciones de los estudios epidemiológicos. Por ahora, debido a las limitaciones logísticas y éticas, sólo podemos aproximarnos a la cuestión con experimentos en animales como este.

Referencias

Kiyomi Raye Kaneshiro, Thea A. Egelhofer, Andreas Rechsteiner, Chad Cockrum, and Susan Strome. Sperm-inherited H3K27me3 epialleles are transmitted transgenerationally in cis. PNAS (2022), DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2209471119.

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