Las intoxicaciones alimentarias más peligrosas en verano

  • Aunque las intoxicaciones alimentarias suelen ser leves, en algunos casos pueden provocar enfermedades graves. 
Bacteria salmonella, salmonela
Bacteria salmonella, salmonela
CDC PUBLIC HEALTH IMAGE LIBRARY (NIAID) - Archivo
Bacteria salmonella, salmonela

Las intoxicaciones alimentarias pueden producirse en cualquier época del año, pero es el verano cuando son más frecuentes por varios motivos. Por un lado, las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos y, por otro, en esta época resulta más complicado conservar los alimentos a la temperatura adecuada cuando se ingieren fuera de casa. 

Si a esto añadimos que en verano tendemos a comer más alimentos crudos o sin calentar, creamos las condiciones perfectas para favorecer la proliferación de ciertos microorganismos, que, si se reproducen más fácilmente y alcanzar dosis infectivas, pueden provocar intoxicaciones alimentarias más o menos graves. 

Dependiendo del estado de salud de las personas afectadas, las intoxicaciones alimentarias pueden quedarse en un par de días de malestar estomacal, vómitos o diarrea o ser tan peligrosas que comprometan incluso la vida de los pacientes. Aun así, hay algunas que son más propensas a provocar complicaciones. Estas son algunas de las más frecuentes y potencialmente peligrosas.

Listeria

La listeria monocytogenes es una bacteria que puede provocar listeriosis, una infección que puede complicarse especialmente en mujeres embarazadas, bebés, mayores de 65 años y personas con sistemas inmunes debilitados. La forma más común de contagiarse es a través de fiambres inadecuadamente procesados y productos lácteos no pasteurizados, también a través de vegetales contaminados. Entre los síntomas que provoca, fiebre, dolores musculares, náuseas y diarrea. Si la infección se complica y se extiende al sistema nervioso, los síntomas son dolor de cabeza, rigidez en el cuello, confusión, pérdida de equilibrio y convulsiones. Para prevenirla lo mejor es evitar consumir estos alimentos crudos, pues la listeria monocytogenes puede sobrevivir a la refrigeración e incluso a la congelación.

Hepatitis A

Aunque existen otras vías de contagio, también es común contraer hepatitis A a través a través de la alimentación, consumiendo agua o alimentos contaminados con el virus que la provoca, como frutas sin pelar, las verduras y los mariscos crudos, el hielo y el agua. Salvo en personas mayores o con alguna patología hepática previa, el riesgo de muerte es bajo en esta enfermedad, pero al no existir tratamiento para curarla, el mayor riesgo es que la enfermedad se alargue, pues el virus puede permanecer en el organismo varios meses. Los síntomas más frecuentes son fatiga, náuseas, vómitos e ictericia. Este virus es común en países en vías de desarrollo, por lo que si vamos a viajar a un país en el que es muy prevalente lo recomendable es vacunarse.

Escherichia coli

Conocida como E.Coli, ese tipo de bacterias son muy frecuentes y casi siempre inocuas, pues viven habitualmente en el intestino de muchos mamíferos. Sin embargo, algunas de ellas pueden ser productoras de toxina Shiga, que puede causar graves enfermedades a través de los alimentos, principalmente carne picada cruda o poco cocinada, leche cruda u hortalizas contaminadas por materia fecal. Aunque en la mayoría de los casos remite espontáneamente a los pocos días, tras provocar diarrea y fiebre, la enfermedad puede llegar a poner en peligro la vida en niños pequeños y ancianos. Se estima que hasta un 10% de los pacientes pueden desarrollar síndrome hemolítico urémico, una afección que provoca insuficiencia renal aguda, anemia hemolítica y deficiencia de plaquetas que tiene una tasa de letalidad de 3%-5%.

Salmonela

La salmonela son un grupo de bacterias que son la una de las causas más comunes de intoxicaciones alimentarias. Aunque se relaciona con los huevos, también se encuentran en la carne de ave y vaca cruda, en las frutas y vegetales sin lavar. Por lo general, no es grave más allá de provocar unos días fiebre, diarrea y vómitos, pero puede llegar a ser peligrosa en población vulnerable con más tendencia a deshidratarse (ancianos y niños) o con las defensas bajas. También puede ser muy grave si pasan al torrente sanguíneo, pues podría provocar daños en el cerebro, la médula espinal o el sistema urinario. Además, las personas que han estado en contacto con la salmonela tienen más probabilidades de padecer artritis reactiva. Aunque es poco común, también es una bacteria de la familia de la salmonela la causante de la fiebre tifoidea.

Bacillus cereus

Las infecciones provocadas por esta bacteria suelen ser muy leves, pues se trata de un organismo muy presente en la naturaleza, no solo en los alimentos. Sin embargo, se han descrito varios casos de personas que enfermaron gravemente -e incluso algunos murieron- debido a una intoxicación por esta bacteria, sobre todo tras consumir pasta cocinada varios días atrás.

Clostridium botulinum

Poco frecuente, pero potencialmente muy grave, la Clostridium botulinum es la bacteria que está detrás del botulismo, una enfermedad que, de no ser tratada de manera inmediata puede ser mortal, pues ataca al sistema nervioso causando dificultad para respirar, parálisis muscular y hasta la muerte. Suele encontrarse en alimentos en conserva envasados, preservados o fermentados en casa de manera inadecuada. No se puede ver, oler ni percibir por el sabor, pero basta estar en contacto con una mínima cantidad para vernos afectados.

Otros microorganismos comunes capaces de provocar infecciones alimentarias más o menos leves, pero potencialmente gravs en algunos casos son campylobacter (habitual en la carne de pollo), el norovirus (propio de frutas congeladas y moluscos), la shigela o el Bacillus cytotoxicus.

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