¿Cómo afectan los atascos a nuestra salud mental? ¿Es posible poner freno a este generador de estrés?

  • Hay estudios que corroboran que las respuestas negativas ante las tensiones cotidianas, como las horas esperando en un atasco de tráfico, pueden llegar a provocar trastornos del estado de ánimo a largo plazo.
  • El Informe Anual de Medición de Tráfico 2020 publicado por Inrix en 2020 sitúa en 18 la media de horas perdidas al volante en España cada año.
Coches en un atasco.
Coches en un atasco.
PIXABAY
Coches en un atasco.

Los atascos forman parte del día a día de muchas personas. De hecho, España es uno de los países de la Unión Europea que más sufre de este mal de las carreteras. Según las estadísticas aportadas por Tráfico, en nuestro país los conductores sufren una media de 30 horas extras al volante cada año por culpa de las congestiones.

Por su parte, el último Informe Anual de Medición de Tráfico publicado por Inrix en 2020 y que estudia la congestión en numerosos países sitúa la media de horas perdidas al volante en nuestro país en 18: con Zaragoza a la cabeza (27), Palma de Mallorca con 23, seguidas de Madrid, Badajoz, Cartagena y Girona con una media de entre 18 y 15. Un dato muy significativo si se tiene en cuenta que éste también fue el año del confinamiento.

Mas allá de los retrasos que provocan continuamente, los atascos tienen consecuencias que pueden afectar directamente a nuestra salud física y mental. Los especialistas los incluyen dentro del grupo de los llamados ‘microestresores’, es decir, pequeños problemas que sumados con frecuencia provocan situaciones de estrés y alteración psicológica. A su vez, los síntomas asociados a este estrés pueden pasar por dolores de cabeza, irritabilidad, pérdida de concentración, disminución del estado de alerta, fuerte estado de ansiedad, somnolencia e, incluso, taquicardias y arritmias.

Hasta la fecha, diversos estudios científicos han intentado averiguar cómo nos influyen los atascos a nivel psicológico. Uno de ellos, realizado por investigadores de la Universidad de California, confirmó que las respuestas negativas ante las tensiones cotidianas, como los conflictos laborales, las discusiones de pareja y las horas esperando en un atasco de tráfico, pueden llegar a provocar trastornos del estado de ánimo a largo plazo.

En este caso, los investigadores analizaron a 711 personas con edades comprendidas entre los 25 y los 74 años con el objetivo de evaluar las implicaciones para la salud mental de los pequeños eventos cotidianos a los cuales les conferimos un significado negativo. Cada participante debía reportar las situaciones más estresantes que había vivido durante los últimos diez años. Tras ocho intensas sesiones con cada persona, los investigadores apreciaron que quienes reportaban un mayor número de hechos estresantes también presentaban mayores índices de ansiedad, depresión, angustia y problemas para controlar la ira. Para los autores, por tanto, estas tensiones serían como pequeñas gotas que caen poco a poco hasta que acaban por desbordar el vaso.

Por otro lado, otro interesante estudio realizado por investigadores británicos para la compañía Tom Tom comprobó los niveles de estrés mediante la medición de concentración de marcadores del mismo en la saliva tanto antes como después de sufrir un atasco. Mientras que en el caso de las mujeres los niveles ascendían un 9% cuando salían del atasco, en el caso de los hombres se incrementaban en más de un 60%. Los expertos explicaron que esto sucede porque en una situación estresante los hombres suelen reaccionar con una respuesta rápida de ataque o huida, algo que en el caso de los atascos resulta imposible, dando lugar a ese aumento tan marcado de estos niveles.

¿Cuál es la peor consecuencia de mantener altos estos niveles de cortisol (la hormona del estrés) durante mucho tiempo? Pues que el sistema inmunológico se debilita provocando problemas de memoria, irritabilidad y afectando a nuestra capacidad de aprendizaje, algo que a la larga puede pasar factura a la salud y hacernos más vulnerables a desarrollar un trastorno de estado de ánimo.

Se habla ya del llamado Síndrome de estrés de tráfico, que afecta a aquellas personas que se enfrentan a embotellamientos con frecuencia y puede provocar síntomas como dolor de cabeza, pérdida de concentración, dificultades para respirar, taquicardias o ansiedad. Los atascos también podrían ser un factor desencadenante del trastorno explosivo intermitente, que se caracteriza por una reacción desproporcionada de enfado y rabia que puede ir acompañada, incluso, de agresividad con los conductores vecinos y falta de control en uno mismo.

¿Se puede hacer algo para que los atascos dañen lo menos posible nuestra salud mental? Los expertos recomiendan ante todo, tres consejos: fomentar las emociones y los pensamientos positivos a volante que generen tranquilidad al volante, también la empatía (una de las mejores manera de proteger nuestra vida y la de los demás) y la paciencia. Y por supuesto, también evitar coger el coche si nos encontramos en una situación emocionalmente inestable por un estado de ánimo previo de tensión como un disgusto o una discusión.

Cuando los atascos forman parte, por desgracia, de la rutina diaria se aconseja también intentar salir con tiempo, descansar bien antes de coger el coche y mirar el estado del tráfico por si fuera posible coger vías alternativas.

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