CARMEN REMÍREZ DE GANUZA. PERIODISTA
OPINIÓN

Interrogar para TV3

Los acusados Raül Romeva y Oriol Junqueras, y el abogado Andreu Van Den Eyden, durante una sesión del juicio del 'procés'.
Los acusados Raül Romeva y Oriol Junqueras, y el abogado Andreu Van Den Eyden, durante una sesión del juicio del 'procés'.
Tribunal Supremo / EFE
Los acusados Raül Romeva y Oriol Junqueras, y el abogado Andreu Van Den Eyden, durante una sesión del juicio del 'procés'.

Si algo llamó la atención este martes en la 22 sesión del juicio del procés fue la ingente actividad de los miembros del tribunal. Habituales esfinges togadas, los magistrados exhibieron, en el turno de las acusaciones, un inusual uso de la pluma sobre sus respectivos blocs de notas -solo tres de los 7, incluido el ponente, manejan ordenadores en el estrado-. Estaba claro que el testimonio del coordinador de las distintas investigaciones policiales era clave, por su visión de síntesis, de cara a la sentencia.

Por su propia relevancia, el nombre del teniente coronel Daniel Baena fue el único que escaparía al anonimato procesal de los demás números de la Guardia Civil. Además, algunas defensas habían logrado posponer su comparecencia para tener tiempo de prepararla. Y tiempo fue lo que derrocharon por la tarde.

La abogada de Jordi Sànchez se empleó a fondo -pese a la expresa advertencia del presidente de la Sala de que se ciñera a los hechos- en contradecir las valoraciones de sus atestados policiales. Y el letrado de Oriol Junqueras trató de desacreditar al agente al identificarlo -en vano- con el propietario de una cuenta de Twitter muy crítica con el procés...

"Hay gente que interroga para TV3", se decía luego en pasillos. Melero, el letrado de Forn, fue como siempre la excepción. Varios de ellos se aplicaron a la tarea de criticar al testigo por pretendidos defectos de forma en la instrucción, como informar a la fiscalía antes que al juzgado. Un asunto sobre el que uno de los magistrados pareció tomar nota por la mañana.

Pero la tinta de las plumas corrió más cuando Baena habló de lo suyo. Y lo suyo no fue tanto colocar el titular -"El clima de insurrección era incuestionable"- como, más importante, acreditar pruebas.

Algunas, directas: los 52 borradores de leyes y decretos de desconexión y "estructuras de Estado" aprehendidos al ex consejero de Hacienda Lluís Salvadó; los episodios "públicos" que fueron confirmando los pasos de la moleskine y el EnfoCats (la hoja de ruta) encontrados a Josep María Jové; las facturas proforma requisadas al ex director general de Unipost Pablo Raventós...

Otras, indirectas: el "cambio radical" del fin de las movilizaciones y de los escraches tras el 155, y la actuación "eficaz" de los Mossos frente a su inacción el 19 y el 20-S... Según Baena, el "polvorín" del conflicto con el Estado no llegó a explotar, pero ésa era la "unidad de propósito" de los actores implicados. Los que este martes tomaron nota nos dirán si eso fue rebelión o fue mera conspiración. O, quién sabe, ninguna de las dos.

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