Todo eran risas cuando este verano, el Real Madrid, flamante campeón de Europa por duodécima vez, borraba del mapa al Barcelona en la Supercopa de España. Todo eran 'jijís' y 'jajás' cuando el Barcelona fichaba a Paulinho, un brasileño tosco que jugaba casi exiliado en China, por 40 millones de euros. Todo eran risas cuando Neymar, una de las tres brillantes joyas del ataque azulgrana, se iba a París y el Barcelona sudaba tinta para encontrar un reemplazo de garantías. ¿Recuerdan todas esas risas?

Pues bien, no ha acabado el año, no han pasado ni cinco meses, y el FC Barcelona ya puede ir buscando hueco en su sala de trofeos para su vigésimoquinta Liga. Este sábado prenavideño ha dado un puñetazo en la mesa en el Santiago Bernabéu, ha ganado 0-3 y se va ya a 14 puntos (con un partido menos) de un Real Madrid que piensa más en Europa que en España y pone otros tres puntos de ventaja sobre el Atlético y 11 (también con un partido más) sobre el Valencia.

¿Cómo puede ser que un club para el que todo parecía negro tenga tan cómoda posición el campeonato doméstico? No pierdan el tiempo. La respuesta es Ernesto Valverde. El técnico cacereño ha demostrado lo que en Valencia, Bilbao o El Pireo sabían ya: que es uno de los mejores entrenadores españoles, capaz de sacar lo mejor de jugadores como Paulinho o, sin ir más lejos, Vermaelen (el año pasado desahuciado y este sábado, titular y a buen nivel en el Santiago Bernabéu).

Valverde ha demostrado que con pragmatismo se ganan también partidos, que no pasa nada si acaba el primer tiempo y tu rival ha tenido más posesión. El club azulgrana aguantó el chaparrón de los primeros 25 minutos del Real Madrid y en el segundo tiempo apisonó al Real Madrid de un Zidane al que aún le cuesta prescindir de Benzema cuando tienes a Bale, a Asensio o a Isco en el banquillo.

Todo puede cambiar, porque esto es fútbol, pero el Barça del 'Txingurri' tiene pinta de poder celebrar en Canaletas el título de Liga cuando las noches de Barcelona sean aún frescas.