El Popular ha anunciado una nueva ampliación de capital de 2.500 millones de euros, para hacer frente al deterioro patrimonial que le están suponiendo los reveses que está experimentando en los últimos meses. La entidad está pagando en su balance una mala época para el sistema financiero: la era de tipos de interés bajos que no se transforman en ampliación del crédito concedido. Si no hay una demanda dinámica, no habrá inversión productiva suficiente para colocar la inmensa bolsa de liquidez que ha generado el Banco Central Europeo. La respuesta de la banca es competir, con márgenes cada vez menores, por financiar los pocos proyectos solventes que nuestra economía es capaz de generar, erosionando así su propia rentabilidad.

A esta situación se une la serie de sentencias que anulan las cláusulas suelo, mermando aún más su capacidad de generar ingresos. La devolución de sus cuantías de manera retroactiva podría suponer hasta un 6% de sus recursos propios, dejando a la entidad en un equilibrio patrimonial insostenible.

Algo sigue mal en nuestro sistema financiero. A la burbuja inmobiliaria y su posterior ajuste le sigue ahora la devolución de los ingresos injustamente obtenidos y la incapacidad de generar nuevo negocio rentable. El Popular lo va a acusar particularmente por su escasa diversificación geográfica, pero es probable que no sea la única que presente dificultades.