JOSÉ ÁNGEL GONZÁLEZ. ESCRITOR
OPINIÓN

Carta a una mujer valiente

José Ángel González, escritor y periodista.
José Ángel González, escritor y periodista.
JORGE PARÍS
José Ángel González, escritor y periodista.

Admirada desconocida, testificaste ayer, noticia a tu pesar, en la Audiencia de Pamplona. Llegaste por una ruta opaca de sótanos y pasillos interiores. Antes habían empapelado las ventanas de la sala contra el cotilleo de las cámaras.

El juez montó un búnquer para garantizar tu anonimato. Nada de vista pública. A puerta cerrada. Eso sí: no consintió que declarases a distancia, desde los juzgados de Madrid, y te obligó a regresar a la escenografía del horror: no muy lejos de la sede judicial está el portal donde te usaron sexualmente durante media hora.

Los acusados, tus cinco presuntos violadores en el San Fermín de 2016, entre ellos un guardia civil y un militar, te vieron por circuito cerrado desde un salón distinto. Ellos, los cinco, se llaman a sí mismos La Manada. Es lógico: son vacunos y tú lo sabes bien, mujer anónima, ¿verdad?

Identificaste a uno por el tatuaje en la pierna: "El poder del lobo reside en la manada" y quizá esa visión te acompañe siempre. Ejercías tu derecho a estar borracha. Como todos en San Fermín. Ellos ejercían el de la depredación sexual que creen merecer, sobre todo en fiestas y verbenas. ¿Lobos? Jamás, jamás: bestias sin escrúpulos, zotes, prehomínidos, tóxicos a encerrar entre alambradas...

Mientras te multipenetraban por la fuerza –presuntamente, dicen, porque te ‘gustaba’ y eras "participativa al cien por cien": algunos frustrados buscan emular como realidad el imaginario de las películas porno de gang bangs–, te grabaron y wasapearon: "Follándonos a una entre cinco. Puta pasada de viaje. Todo lo que cuente es poco. Hay vídeo". Tenías 18 años. El lenguaje de las crónicas –a la hora de sexualizar todos somos culpables– te llama ‘la chica’. A ellos, de entre 27 y 29, ‘los jóvenes’.

Hay banalización en la terminología porque, y tú lo sabes mejor que nadie, los protagonistas no sois novicios libertinos, sino cinco hombres y una mujer adultos y capaces de discernir. En teoría, vamos. En lo que va de año en España otros miembros de ‘manadas’, tantas que llegan a parecer la consecuencia de una pandemia viral, han cometido una violación cada ocho horas, según el Ministerio del Interior. Deseo que ceda tu shock postraumático –figura prosopopéyica para el horror crudo del sexo por la fuerza–, que encuentres paz, que hagan justicia en tu nombre, que surques los caminos del mundo con libertad y sin miedo. Lo mereces: eres la mujer valiente que derrota a una Manada. Fuerza.

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