JOAQUÍN LEGUINA.EXPRESIDENTE DE LA COMUNIDAD DE MADRID
OPINIÓN

Calculemos y no discutamos

Joaquín Leguina, expresidente de la Comunidad de Madrid.
Joaquín Leguina, expresidente de la Comunidad de Madrid.
GTRES
Joaquín Leguina, expresidente de la Comunidad de Madrid.

Con las palabras que dan título a esta colaboración el filósofo y matemático Gottfried Wilhelm Leibniz dio un paso de gigante en favor del método científico, y es que la falsación (poder demostrar que una afirmación es falsa) es el principio sobre el que caminan los avances científicos.

Como diría un lógico matemático vienés llamado Karl Popper, si una afirmación no se puede falsar, no pertenece a la ciencia sino a la metafísica. Pues vayamos al grano: la afirmación según la cual la gestión municipal de Ahora Madrid es buena. ¿Se puede falsar? Pues sí. Vamos a ello con los datos en la mano.

La liquidación de los Presupuestos municipales del año 2017 prevé que Ahora Madrid ejecutará sólo el 56% de las inversiones y el 84% de las transferencias corrientes. Además, en 2017 se ejecutaron un 39% menos de inversiones que en 2016, concretamente 187 millones de euros menos en 2017 que en el año anterior.

Estos datos son, desde luego, reveladores, pero si los desagregamos (es decir, los mostramos por partes) el resultado es apabullante. Durante 2017, de 1.785 millones de euros presupuestados para gastos corrientes (compras de bienes y servicios) sólo ejecutaron el 84% y de las transferencias corrientes (que no exigen apenas esfuerzo orgánico) sólo el 81%.

Pero lo que más llama la atención y desde luego descalifica a los gestores municipales es que en Inversiones reales, es decir, en creación de capital municipal (proyectos que van desde una nueva biblioteca en Vicálvaro a las aceras en el Centro o unos contenedores en Latina) nuestros regidores sólo han sido capaces de invertir el 56% de los presupuestado, que no era mucho (351 millones). Y la cosa va de mal en peor, pues en 2016 se ejecutaron 485 millones de euros y en 2017 todavía menos: 298 millones de euros; hubo un recorte de 187 millones de euros en 2017.

Para entendernos, es como si a una familia le dan 30.000 euros para que compre una lavadora, un frigorífico, una cocina y un lavaplatos y sólo es capaz de comprar la lavadora. ¿Qué diríamos de esa familia? Pues que son una pandilla de inútiles.

Y en una ciudad como Madrid, que está hoy en manos de quienes habían prometido "cambiarla de arriba abajo", la incapacidad para gastar lo que ellos habían pedido a los madrileños y los madrileños les habíamos apoquinado es simplemente una broma pesada.

¿De dónde nace este despropósito? En primer lugar, del desconocimiento, de la incuria de un grupo de ideólogos, en cuyos curricula profesionales -en gran parte de los concejales- aparece como única ocupación “activista”. Y yo me pregunto: ¿de qué vivían antes de entrar en el Ayuntamiento? Pues de sus papás o de alguna subvención sacada de nuestros bolsillos.

En esta ineficacia administrativa ha influido, sin duda, la desconfianza que ellos tienen en los funcionarios municipales, una desconfianza letal para los intereses colectivos. Como letal es también la confianza que estos “revolucionarios” depositan en sus amiguetes. Amiguetes que han inundado el Ayuntamiento de la capital.

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