JOAQUIM COLL. HISTORIADOR Y ARTICULISTA
OPINIÓN

Sin perdón ni arrepentimiento

Imagen de archivo de Joaquim Coll.
Imagen de archivo de Joaquim Coll.
20MINUTOS.ES
Imagen de archivo de Joaquim Coll.

Después de escuchar los informes de las defensas, que negaron el delito de rebelión entre otras razones por el carácter meramente simbólico de la declaración de independencia, lo lógico es que los acusados en sus alegatos finales hubieran pedido perdón. Las palabras del abogado Javier Melero todavía resuenan en los oídos de muchos. El 27 de octubre de 2017, tras proclamarse la república catalana en el Parlament, "nadie dice nada, nadie vota nada, y todo el mundo se va para su casa; no se arría la bandera [española], no se comunica nada al cuerpo diplomático, no se dictan decretos ni leyes de desarrollo y todo el mundo se adapta a la aplicación del artículo 155." Afortunadamente, eso es lo que sucedió. La temible DUI fue una bravuconada, un gesto inútil, con la que los líderes del procés escondieron sus trampas y fracasos

Que el procés acabara con una gran mentira para aquellos que creyeron que la república iba a ser una realidad, no quita gravedad a lo sucedido, encaje o no en el delito de rebelión, lo definamos como un golpe de Estado o un pronunciamiento civil. Si hoy 9 de los 12 los acusados están en la cárcel y afrontan penas importantes es por no haber sabido rectificar y pedir perdón.

Antes de que el juez Manuel Marchena dictara el visto para sentencia, han tenido una ultima oportunidad. Nadie les pedía que renunciasen a sus ideas políticas pero un perdón hubiera estado más acorde con los valores cristianos, cívicos y pacíficos que dicen defender. Perdón primero a sus votantes, a los que engañaron hasta el final. Y perdón al conjunto de la sociedad catalana y española por haber roto la convivencia para muchos años. No lo hicieron ni mencionaron a los otros catalanes, a los millones que no participaron el 1-O y vivieron esas semanas con angustia y preocupación.

Junqueras, Romeva, Forn, Sànchez, Rull y Turull hicieron alegatos políticos a favor del diálogo pero también lanzaron una dura advertencia al tribunal porque, como dijo el exconsejero de Exteriores, se juzga "no a 12 personas sino a más de dos millones". Ese es el clima emocional que el independentismo lleva meses preparando, con el que va a intentar crear un nuevo punto de partida para la desafección, como ya sucedió con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de 2010. Los acusados se marcharon sin pedir perdón ni mostrar "ningún tipo de arrepentimiento", en palabras de Cuixart, que amenazó con volverlo a hacer. La situación en Cataluña va a ser complicada los próximos meses, por muy benignas que sean las penas, pero la democracia española es más fuerte.

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