Un amigo me decía el otro día: “Pues yo estoy en plena crisis de los 40. Ahora quiero volver a ser delgadito, gustar y hacer lo que hacía cuando era adolescente”.

Nos reímos un rato de su declaración pero esa noche al irme a la cama pensé en esto que tantas veces había oído y nunca me había parado a reflexionar: la crisis de los 40.

Comienzas a oír hablar de ello cuando entras en la treintena, cuando aún piensas que tener 40 años es de señores y que cuando llegues a esa edad te sentirás así, todo un señor o señora de tu casa, centrado ya en las cosas importantes de la vida, sin ganas de trasnochar, ni de juergas con los amigos, ni de amores pasionales, ni de viajes mochileros, ni de deportes extremos... Pero la vida te da en todos los morros y cuando llegas a los 40 de pronto resurgen con más fuerza que nunca las ganas de todo eso. Al contrario de lo que creías sigues sintiéndote joven y piensas que será entonces a los 50 cuando por fin consideres que eres mayor. Aunque uno va teniendo experiencia en esto de vivir y ya imaginas que probablemente cuando cumplas 50 pensarás que eso llegará a los 60, y cuando cumplas 60 a los 70... y es que parece ser que uno nunca dejará de sentirse joven de espíritu.

Pero volvamos al tema. Lo típico es dedicar la treintena a sentar la cabeza, comprar un piso, casarse, tener hijos y pasar los domingos de vermú y barbacoa con los amigos y un bidón de cerveza que esté bien fresco, que ya no estamos para tonterías. Y de paso coger unos kilos, que ahora que ya está todo el pescado vendido ¡qué más da! Y vislumbrar los 40 a lo lejos como una época de serenidad y continuación de todo eso que habremos construido.

Pero no. Los 40 llegan a revolucionar nuestro mundo. Son muchas ya las conversaciones tenidas con amigos en estos meses en las que parece que estamos todos en ese punto. Con pareja o sin ella de pronto nos apetece cuidarnos, vernos más guapos, “volver a gustar” que decía mi amigo, volver a salir, a vivir, a arriesgar... Volver a sentir tantas cosas que hemos dejado atrás. Unos hemos vuelto a hacer deporte, otros a ponerse a dieta, otros se han hecho un cambio de look, otros la depilación láser y otros intentan instaurar de nuevo en la pandilla ¡la tradición de los vinos de los viernes! jaja

Si estáis casados y os sentís así al llegar a esta edad, habladlo con vuestra pareja. Queda mucho por vivir y encontráis la forma de hacerlo juntos.

Si os habéis divorciado o seguís solteros desde el instituto y queréis seguir así, disfrutad de esta nueva etapa con vuestros amigos.

Y si buscáis pareja no os preocupéis, que como dice mi amigo Dani, “llega un momento de la vida en la que todas las cartas están dadas, pero no me preocupa porque a esta edad ¡se vuelve a repartir!”.

¿Quién dijo crisis?